REFERENCIA APICE

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jueves, 20 de diciembre de 2018

Únicos....Llámame Loco


Únicos
Incurrir en anatema, puede ser pensar, creer o vivir alguno de los medios sobrenaturales de comunicación entre el mundo visible y el invisible, cuando estos pueden ajustarse a un determinado acuerdo, dado que la literatura y el arte, siempre han trasfigurado las supersticiones admitiéndolas como obras de fantasía.
La esencial diferencia en los orígenes, es traspasar los límites de un prudente espiritualismo, que asiente a la indicada creencia, con independencia de no abandonar, el educado refinamiento de la superstición de lo que es permitido creer, con aquellas cosas que están terminantemente vedadas. De aquí, pueden surgir las referencias, como el regreso de las almas en pena, donde se manifestaban conceptos de cristiana piedad, susceptibles de defensa.
Por regla general, no hay en la humana naturaleza, ni aún durante el sueño, los vínculos entre el alma y el cuerpo, ni aun en la demencia y otros estados excepcionales de la razón, medios para penetrar en ese mundo, cuyas llaves se guardan en el polvo de las sepulturas. Si el culto de los muertos indujo y propicio á las practicas de las idolatrías durante todas las épocas, la equivocada o no idea de las relaciones entre el mundo físico y el sobrenatural, resulto siempre un manantial de infinitas supersticiones.
El temor a los muertos, que ya no pueden hacernos mal, es una de las grandes y más generales supersticiones, que mal aconsejada la sociedad se va trasmitiendo, un siglo tras otro y de pueblo en pueblo, no conociéndose otro medio de curación, que la enseñanza de la verdad revelada respecto a esta y a la futura existencia.
La consoladora enseñanza de la inmortalidad del alma humana, incluso cosecha frutos de corrupción con las nuevas ideas, que albergan con la clonación y la polarización supersticiosa  de la muerte, en la que nada cuesta multiplicar el carácter indefinido de lo inexplicable, pero a pesar de todo ello, diremos que dado que no existe duplicación del alma o nueva manifestación del espíritu, nunca existirán dos cuerpos ni dos almas, que puedan constituir una sola personalidad.


Con la edad, todos llevamos duelos
que la gente no ve, se esconden
detrás de las sonrisas, bajo la
alegría y se llevan muy dentro
del corazón.

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