Aborto del relator
Algunos que han sido designados, con el mínimo ápice de democracia
interna, y sin el más mínimo escrúpulo, con la simple ocasión y el pretexto
disuasorio, de remover disputas externas y distraer a los representantes
sociales.
No les importa ser observados, que son influidos y dominados, por el anacrónico
espíritu de unos cerebros, de prejuicios envejecidos, prevalentes en los indistintos
partidos, y sin percatarse, se inhabilitan y se estancan personalmente con estas
situaciones del ayer, e impiden poder renovarse y considerar problemas sociales, económicos
o políticos actúales existentes, que o no siéndolo, o siéndolo de muy distinta
manera, y desde el punto de vista de las parcialidades, destruyen, abandonan o
modifican por sí misma la existencia, a solucionar y a reaccionar
evolutivamente con fundamentos de ellos.
Dicho de otra manera vulgar, están dispuestos a seguir viviendo del mismo
y común rancho. Y así, se explica el hecho tan extraño y tan propio, de que otros
hombres, de inteligencia indudablemente superior, y por esta propia
superioridad, han adquirido el derecho, para ilustrar y muchas veces, entrar en
la posición oportuna, para decidir acerca de las cuestiones, que tienen
conmovida y agitada a la ciudadanía.
También se explica, que tales hombres, oculten cuidadosamente su juicio,
y hasta muestren no fijar la atención, sobre multitud de problemas, que
interesan en alto grado y que preocupan hondamente al país, consagrando entre
tanto, sus poderosas facultades, á la defensas de exclusivismos antipolíticos y
hasta inmorales.
Siendo la cuerda, del peregrino trapecista, que anhelan ciertos hombres con
la elevación, siendo muy audaces para aparentar que es legitimo, fundado y racional
su exclusivismo, y son cobardes, para reconocer que realmente es irracional,
ilegítimo e infundado.
Las escalas se pronuncian, que el valor del merito, viene después del mérito del valor.
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