El arte de construir.
Cuando gozamos en esencia, de la creación artística de construir, en un
determinado momento, el ideal de la escala, que puede representarse, es la
creación parcial, dentro de la naturaleza en su conjunto, cualquiera de sus
elementos, puede llegar a desvirtuarse en lo trivial.
Sin embargo en el arte, que es de semejante e idéntica naturaleza a la
humana, como principio y valor de concordia, resulta ser la continuidad de la
obra manifiesta, de la creación orgánica, aspirando a su ideal, que nos haga más
fácil, el acceso, a la sustancia real infinita de aquella.
Con la evidente consecuencia, que sus fundamentos, en la técnica,
lenguaje y expresión, se unen en consonancia con la inteligencia y la observación,
y por medio de la energía de los sentidos, se apoderan de las formas y efectos
externos, para deducir la esencia y principios causales de su belleza.
El infinito de la idea a ejecutar, tendiendo siempre a la figuración de
la idealidad, y a la suprema perfección en su consciente límite, estos serán
los únicos principios que deben regir y ser producto de la importancia estética,
siendo está, la ciencia del arte que desarrolla el freno a la imaginación y resulta
al mismo tiempo, el timón del ser intuitivo en el genio.
Lograr alimentar por ende, en el arte las mismas emociones, estas deberán
poseer iguales caracteres, que la belleza, manifestada en la creación de la
naturaleza misma, son efectos que la belleza estudiada en la naturaleza, logrará,
que tales sentimientos, despertaran inefablemente vuestra alma.
La armonía no es algo enigmático, es algo que se deja adivinar y descubrir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario