Ondas
gravitacionales en la seducción
La seducción resulta ser un elemento de
comportamiento dinámico en todo tipo de relación, incluso puede mantener
similitud de contenido con la teoría cósmica de que cualquier cuerpo acelerado
puede generar ondas gravitacionales, con la suficiente energía como para
transmitirse por el universo y dependiendo del contexto del escenario se
difuminara y se perderán en la inmensidad del tiempo.
Observamos en los actuales comportamientos humanos
que las creencias absolutas del amor ideal, normalmente persiguen algunos
hábitos costumbristas de asignación y rutina que se perpetuán durante el
proceso de estabilidad en la pareja; estos procesos con el transcurso del tiempo,
más tarde o temprano suelen provocar y generar cierta desgana, así mismo suelen
procurar molestias antes no contempladas, exigencias ante dudas, sospechas y
distracciones fuera del contexto de la propia pareja, haciendo que esta
anhelada seguridad no resulte sensualmente atrayente; en contra de ello, no
somos conscientes de que al mismo tiempo deberíamos fomentar y alimentar el
misterio de la incertidumbre o de la inquietud en la relación, para impedir que
esa pasión previamente existente no se difumine en la consecuente estabilidad
de la pareja.
El suspense y la sinuosidad de las ondas
producidas durante la seducción, se basan en procurar gravitar con la inquietud
o incertidumbre, resultando estas uno de los mejores afrodisiacos y efectos
eróticos más infalibles, dado que este tipo de gestos, avivan los deseos y
afinan los sentimientos para encuentros con expectativas bastante más pasionales.
Será importante saber recoger estos mensajes sin
escepticismo e intentar gestionar nuestras disposiciones y emociones con
afinidad, para lo que resultará necesario e importante dotarla de ciertos
tiempos y contemplar espacios que nos llenen de expectativas, que introduzcan el
placer en nuestras vidas, y así volver a
tener esos momentos para conseguir restablecer valores de autoestima que nos procure
valorarnos, en función de lo humano que somos, basándonos en el bienestar y
rompiendo sin vacilación ciertas rutinas, impidiendo a su vez que emerjan
pensamientos autodestructivos para la relación o estados ansiosos que deriven
en rupturas o en propios agujeros negros innecesarios.
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