Acto social, imaginación
del pensamiento
No es posible hablar sin pensar, ni pensar que el pensamiento, se
formule en una palabra interior, que nuestro espíritu comprende.
El pensamiento es un acto universal, en todos los seres humanos, es como
si nos facultará, a un secreto sobrenatural, cuyo destello, resulta de una
superioridad absolutista, y que nos hace distinguir a los humanos, de todos los
demás seres.
Es como, si se tratará de una diadema, que se ciñe a nuestra frente,
para que no vuelen libremente, al aire las palabras, y con la cual, coordinamos
las ideas, y los juicios justificadamente razonados en consecuencia.
Dado, que las pequeñas, y grandes concepciones, de la inteligencia, quedarían
ignoradas, para los demás hombres, si no existiese un medio poderoso de hacerlas
comunicar, y he aquí evidenciado, lo necesario que es la palabra, como
enunciación de las ideas.
En la aseveración de las palabras, subyace el medio sensible, de
expresión en el hombre, el cual nos ofrece así, el testimonio de su
inteligencia, y excepcionalidad, sobre todos los demás seres.
Porque el lenguaje, está considerado, como la propiedad de exteriorizar, los fenómenos interiores, donde se producen caracteres muy distintos, y se
presentan bajo diferente forma.
Algunos piensan, que la palabra es una condición esencial, del
pensamiento, y necesaria para el uso de la inteligencia, otros consideran esta
circunstancia, un error de entendimiento, pues siendo la palabra un medio de
expresión, supone la existencia anterior, en la inteligencia del concepto
expresado.
Porque la humanidad, también mantienen, y admiten estados de mutismo,
durante los cuales los humanos, se entienden por medios de gestos, gemidos y expresiones
inarticuladas, que resultan propias, para expresar las fuertes emociones, de
nuestra alma, pero parecen insuficientes, para dar a manifestar, las múltiples
concepciones de la inteligencia, donde los sonidos articulados, mantienen un
lenguaje oral.
Con lo cual, a día de hoy, y con todo descaro, pretender y querer adoctrinar,
una supuesta igualdad o disparidad, del pensamiento en el hombre, es un acto puramente
exegético, que profana la armonía, en el crecimiento natural del ser humano, donde se
podría originar males gravísimos, de influjos, virtualidades y evidencias supuestamente
divinas, que nunca se integraran en la concepción propia, y justa de la
ilustración, donde sólo, el raciocinio, atiende, a las necesidades serias e
inherentes de la sociedad.
La civilización avanza rápidamente,
y el pensamiento pugna por eternizarse.
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