Ponzoña nacional
o la
lucha contra la existencia.
Nuestro actual régimen parlamentario,
resulta inconciliable en la práctica, con la soberanía, de un cuerpo electoral,
que no esté dominado, por partidos políticos afines, siendo también, por
naturaleza, un modo de gobierno incompatible, con la representación
proporcional y verdadera, de los diferentes elementos sociales, que viven en el
Estado. Aunque sin embargo, de esto vive el parlamentarismo, con las fórmulas
del gobierno representativo, y como tal se difunde en otros muchos países.
Considerando las
actuales luchas, de nuestra especie humana, aumenta de modo singular, la
importancia en el veneno de la envidia. Porque si es cierto, que multiplicamos
la vida a nuestro alrededor, pero únicamente la vida, que conviene a nuestras
necesidades, donde aparece la maldad, la
hipocresía, la traición, el egoísmo, la falta de respeto y la poca honra a las
palabras, siendo estas las circunstancias que aíslan y separan al conjunto, de las personas y ciudadanos.
Odiar y odiar siempre:
tal es la condición actual de algunos celebres gobernantes, y como tal,
interpretan así la única existencia. Sembrar penas, y volver a tomar odios,
tener una mano llena de poder y la otra subyugada, para aprisionar a sus víctimas,
con su propio veneno.
En lugar de ostentar
una soberanía real, frente al código de libertad, fraternidad e igualdad, entre
la bondad y racionalidad de los ciudadanos, prefieren mantener un monstruo anónimo,
un trágico ejemplar más, de anarquía y despotismo, el constituyente y amigo de
los tiranos conocidos, en cualquier historia.
Porque todos sabemos
ya, que con facilidad se le hace creer a un pueblo, que una minoría, es la
nación entera. Se le hace creer, que se les está vengando, cuando es uno sólo,
el que se venga a sí mismo; se le habla de su omnipotencia, para por medio de
él, hacerse omnipotente; se le designan como enemigos aquellos, a quienes se
odia, o por quienes, es uno odiado, y se envuelve, la soberanía nacional, en la
disputa de tres o cuatro territorios ambiciosos.
Algunas ilusiones, tan solo son artificiosas cábalas.
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