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lunes, 24 de febrero de 2020

Castigo vano inteligente..... On The Radio



 C.V.I. : castigo vano inteligente

Todas las sociedades, suelen estar en antagonismo con las sociedades que les precedieron o que resultan inmediatas; y de aquí se suscita, la artificiosa necesidad, de una organización para el posible ataque y la probable defensa.

Y en este mundo, económicamente globalizado, todas las organizaciones, necesitaran nutrirse dentro y fuera de las fronteras, de aquí, que imperen las necesidades, de una organización de las fuerzas económicas, jurídicas o administrativas.

Observamos que las sociedades, tienen su propia organización, y según predomina una y otra de diferentes organizaciones, la sociedad se asemejara a diferentes tipologías, donde unas veces, se desarrollará la economía, el bienestar, la ciencia, en otras la cultura, la educación o la tolerancia, y en otras por desgracia, se desarrollan, con inexplicable odio, las desigualdades, los privilegios fiscales y sociales anticonstitucionales, según la dispensa en el tratamiento territorial y consiguiente humillación, de los indistintos ciudadanos.

Algunas organizaciones, con ascendencia y pertenencia, a tipologías contestatarias y de lucha social, digamos de tipología bélica, aunque algunos de los resortes del gobierno, estén distendidos, estas organizaciones saben que el éxito, de su mantenimiento y supervivencia, en la lucha, con las sociedades rivales, exige una gran rapidez de información y una presteza extrema de concentración, exigiendo para ello una subordinación rigurosa, que precisará necesaria para analizar, y observar todas las jerarquías existentes del orden civil.

Así que, siempre podemos diferenciar, tres facultades diferentes, que nos van a influenciar, en el estado anímico, como pueden ser la sensibilidad, el entendimiento y la razón, aunque en realidad, el entendimiento, pudiera ser la combinación de singulares y diferentes  facultades, tales como la imaginación, la memoria, la conciencia  e incluso algún otro sentido externo.

Pero sin embargo, tan sólo la facultad del querer, será el poder que tiene el humano, para dirigir su actividad natural, hacia los objetivos respectivos, de sus indistintas actividades, donde ejercerá, sobre sus determinaciones, la fuerza incontrastable de su poderío, y ostentará mediante el sello de su grandeza, el origen de su dignidad, donde tomará el carácter moral, de sus acciones, donde el hombre, se eleva a la categoría de persona, y donde se encuentra, el principio constitutivo del mérito y del demerito, de la virtud y el vicio, del premio y del castigo.

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