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martes, 4 de febrero de 2020

Sentido del tacto ante la complejidad digital....Perdiendo la cabeza



Sentido del tacto ante la complejidad digital

Se escriben, palabras de innovación, en temarios básicos de pedagogía, donde se desarrollan, programas experimentales de digitalización, aplicados en las primeras formaciones, del crecimiento de los seres humanos, donde su estado sensible, se formula, con la manera actual, de la sensibilidad del ser ya formado.

El estado que produce la cuestión, es si la premura, de apurar el conocimiento, de la sensibilidad simple y compuesta, producirá un agotamiento cualitativo y premiara sensaciones nulas, para las excitaciones, que dificulten las experiencias vivas y básicas fisiológicas.

Cuando nos preguntamos, que conocimiento puede tener un animal de sí mismo, la inmediata solución, de esta cuestión, se encuentra en el análisis, del sentido del tacto y lógicamente, de sus relaciones con la movilidad.

El sentido del tacto, es esencialmente el sentido de la presión; y es fundamental, su desarrollo, porque toda acción exterior, se refiere siempre a una presión. De esta manera, no podríamos concebir, un ser humano sensible, que no posea este sentido, por más que se intente, y se pueda virtualmente, suprimirle todos los demás, pero también hemos de entender, y suponer que con la inmersión, en el mundo digital, paulatinamente, se ejercen nuevas costumbres adormideras, que ejercen, una demolición orgánica, en el ser humano, sin apercibirse de ello.

La consideración esencial, es percatarse, que el sentido del tacto, se encuentra distribuido, por toda la superficie del cuerpo, y está constituido, por funciones y órganos adventicios, que se forman, al producirse el contacto. 

El ser humano, con la reiteración de sus movimientos, puede aumentar o disminuir su presión, logrando averiguar, que es necesario hacer, para evitar, la molestia o procurarse un placer, cada vez, que se siente tocado en alguna parte.

Porque, resulta fundamental, en la vida, ser consciente, de las localizaciones, de las diferentes impresiones, siendo este el único resultado fiable de la movilidad.

Hemos de reconocer, que la facultad localizadora, se encuentra especialmente acumulada, en las partes del cuerpo que se tocan así mismas, en los pliegues, en las caras internas de los miembros o extremidades, la palma de la mano, y sin duda por la razón contraria, se halla la facultad reducida a su mínimo en el dorso.

Debemos de reconocer, la singularidad del hábito, de la localización, la cual explica las sensaciones subjetivas, similares, a las que se tiene durante el sueño, la fiebre o el delirio; donde la modificación subjetiva, es referida al órgano, que produce ordinariamente modificaciones, de la misma naturaleza.

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