El amor, sirve de móvil y excitante del bien
Nada preciso, ni
concorde existe para definir la propiedad del amor; En el lenguaje oral se
muestra siempre indómito, y rebelde para ofrecer una definición concreta y
exacta del amor, que resulta siempre indefinible e innegable, y más a propósito por expresar, la vaguedad e indeterminación de la música, que por la precisión analítica
de la palabra.
En el amor existe
evidentemente un elemento intelectual, y corresponde a este elemento el
proceso último del amor, y que es recurso tardío para el conocimiento del
mismo, pues cuando se quiere reconocer, y apreciar las razones, y las causas de
nuestros movimientos afectivos, es cuando ya ha pasado la hora de su
manifestación, el amor es ante todo emoción, afecto e intimidad, y por
consiguiente reviste preferentemente el carácter de vaguedad e indeterminación,
propio de todos los estados en que la vida se revela en totalidad y concreción
indistinta.
Deducimos que el amor resulta ser la manifestación suprema de la sensibilidad, siendo a la vez, la
modificación psíquica e interna alteración corporal, y orgánica; y por lo
tanto, requiere la existencia de todo nuestro ser a la determinación de sus manifestaciones.
De aquí, nace también su
carácter sintético, de concreción e indistinto, y su tendencia a representar plásticamente por medio de imágenes, y de símbolos lo que la inteligencia concibe como
amable, y digno de unirse a nuestro ser.
De este mismo carácter de
intimidad y coparticipación, nace indudablemente la importante nota de que el
amor convierte al amante, en un ser que se olvida de sí mismo, y de la realidad
toda, para convertirlo todo entero en el objeto amado, deseando la posesión y
disfrute de él.
Disfrute y posesión, que
es ciertamente el aguijón poderoso, de todo estado afectivo, de donde podemos concluir afirmando que es evidente y cierto, lo que hoy sostiene la psicología,
resultando ser este, un estado de conciencia con representación mental, y
afectiva psicofísica; Donde correlativamente, el amor se presenta como un
sentimiento real y vivo, y la pasión que les domina, como un éxtasis que les
enajena.
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