La honra del amor
Nuestro afecto, bajo opiniones
y determinaciones irrevocables, donde tan sólo pretenden ejercer sus estragos, en
la sensibilidad, con determinación, el afecto, será nublado por el menosprecio, que
nuestra alma siente, al haber considerado liviano, e impuro el amor que sosteníamos,
y es en esos momentos, como un mal pensamiento en el olvido, será cuando
despertamos más ardientes, y poderosos que nunca, al convencernos de nuestro
errado juicio.
Porque al amor, se une la
compasión, y a la compasión la gratitud, y la pasión, sentimientos que apoderándose
por completo, de cualquier alma solitaria, llegan a tocar los límites del amor
divino.
Y solo uno, adivina las
mudas angustias, y los arrebatados e irreflexivos, que cruzaron por la mente de
su amante; él será el único, que comprenderá con terror, la vacilante marcha,
de esa persona, a cuyo corazón había abierto un abismo, el amor y la
desesperación.
Porque los afectos, que
se evidencian imposibles, duran poco, ya que a veces, lo que ha provocado la envidia,
no son las cosas que tienes, dado que el envidioso puede tener más, la envidia,
se provoca por tu esencia, tu energía, por lo que haces bien, por ese
silencioso éxito, que procura tu talento, tu aura, tu luz, que te procura esa
manera especial, del cómo te manejas con valores por la vida, esas cosas, que
te hacen brillar, y que nunca nadie te podrá apagar, eso es lo que desequilibra
a cualquier persona y lo que el envidioso daría por tener, es decir ese brillo
que viene de tu ser y que jamás podrá copiar.
Así que nunca, se
renuncia a la dicha, sino cuando tras largos combates, la pasión se rinde a sí
misma. Tomando entonces el cansancio, disfraz de virtud y al mismo tiempo, quemándose
los sueños de felicidad, en estéril sacrificio, sobre el austero altar del
deber, murmurando no una oración de gracias, sino una cobarde y oportuna blasfemia.
Nada se opone a que realicemos nuestros sueños de amor
y sin embargo, con la libertad, son más imposibles que nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario