CIUDADES DE DESARROLLO SOSTENIBLE
En realidad con la nueva normalidad aún no alcanzada, espero
que empecemos a considerar que el tamaño de la ciudad es un problema existente
tanto en el territorio autonómico, nacional, como internacional. Nuestro enemigo son esas deterioradas escuelas
urbanísticas de viejas políticas de viviendas, que aunque pueden desarrollar la
construcción de tantas casas como quieran, también determinaran que cuantas más
haya, más automóviles existirán.
Y, por lo tanto, habrá que prever que en la expansión del
territorio se deba dejar más espacios para los nuevos viales y carreteras, las correspondientes
áreas de estacionamiento, y las dotaciones locales.
En estas lujuriosas metrópolis se crearan miles de kilómetros
de cables y millones de aparatos eléctricos generan una radiación
electromagnética constante.
Así de esta manera, la calidad de vida para las personas disminuirá,
se precisará de más tiempo por las necesidades de pararse en los atascos, y la
medida en el tiempo de viaje se extenderá indefinidamente.
Desde el punto de vista de la ingeniería, la ciudad debería
ser pequeña. No más de cinco kilómetros de una frontera a otra, para que
se pueda caminar a pie y no sea demasiado necesario el transporte.
Al mismo tiempo se conseguirá que sea una ciudad ventilada,
también que se puedan utilizar los sistemas de suministro de agua donde la
longitud del abastecimiento y alcantarillado no provoque enormes pérdidas.
Cuanto más grande es la ciudad, más residuos domésticos por
ciudadano producen; dado que para servir a miles, se necesitan miles de
toneladas de envases. Cuanto más grande es la ciudad, más vulnerable es el área
desde el punto de vista de la seguridad, ya sea por la delincuencia, o por el
control sanitario de una epidemia, un solo incidente puede afectar a millares.
A veces en las intervenciones en la planificación urbanística
se sustentan únicamente por factores de interés económico o político, pero
nunca para encontrar y definir un bienestar social.
Normalmente suelen encaminarse para que exista una política
continuista con un marcado seguimiento que van procurando personas atentas en esas
teorías, a esto le sumamos la alienación de la ciudad de sus propios impuestos
y de la autogestión, características de nuestra municipalidad, y así podemos
sacar fácilmente su retórica fórmula: donde las ciudades no tienen nada que
perder excepto sus límites naturales.
Sospecho que buscando la creación de Metrópolis intentaran
dominarnos, socavando en las propias
instituciones desastres fatales que no nos permiten realizar una planificación
inteligente, sino que procuran mantener sin innovar lo que ha sucedido últimamente
con más frecuencia.
Los deseos naturales de los grandes depredadores, donde se
desea las administraciones de las grandes ciudades, hace patente comerse unas a
otras, así es como se consolidan los deseos naturales de los gobiernos autonómicos
para intentar ser aún más grandes, de evitar que hagan esto, son comprensibles
y tan banales que no son de particular interés.
Así como el deseo natural de las burocracias es de conseguir
otro órgano de gobierno -el gobierno de la aglomeración metropolitana- y, por
tanto, justificar nuevos puestos de trabajo, poderes y recursos administrativos.
Pero en esta vida orgánica de los animales políticos, (donde
con exclusividad señalo a los asturianos del paraíso natural) hay una nueva
pregunta: no está del todo claro qué quieren controlar.
La sostenibilidad urbana es uno de los temas centrales del
urbanismo, pero en realidad se trata principalmente de sostenibilidad política,
social y medioambiental. Sin embargo, el principal problema de la
sostenibilidad de la ciudad es su estabilidad económica, y es precisamente eso
lo que no está asegurado cuando se pretende crear una Metrópolis. Porque la
sostenibilidad sólo está garantizada por el tamaño de la ciudad.
Sabemos que una metrópoli no puede ser compacta. Y estas
circunstancias contaminan tanto el aire y el agua y se genera tantos residuos
que reducir el impacto en el medio natural pasará a ser un buen deseo. Por
lo tanto, independientemente de los sistemas de ingeniería ambiental que
implemente, en el mejor de los casos puede asegurarse de que el nivel de
contaminación no aumente en proporción al crecimiento de la ciudad.
En cuanto a la diversidad del entorno urbano, se podrá crear
una masa de paisajes, una masa de personas, incluso intentar una economía
diversificada. Sin embargo, esta configuración es un espacio de vivienda
masiva, y la vivienda masiva planificada a la vez no es diversa, y esta es una
variedad de hormigueros.
Indiscutiblemente hay una dimensión política en el
crecimiento urbano y es impactante. Las ciudades son lugares democráticos, pero
en el futuro es el gobierno de la ciudad el que conducirá a la salida del
autoritarismo del escenario político.
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