La sincronización es
reflexión
La historia, conciencia
de la humanidad, se desenvuelve en su rica y variada vida obedeciendo a leyes
fijas. Constantes y universales, explicándose, mediante ellas, los fenómenos
realizados en el espacio y en el tiempo, permitiéndonos en anunciar los sucesos
y determinar el grado de esplendor o decadencia de los pueblos.
Algunos incautos siguen
pensando que determinados aspectos de la historia, tiene sus leyes obtenidas
por la inducción, siendo así una ciencia experimental como lo es la física, la
química, la biología y la psicología analítica, con la misma similitud que
estos fenómenos se pueden anunciar su aparición en un momento determinado, pero
no así los sucesos históricos, manteniéndose algunas únicas diferencias.
Se puede saber o
proveer que tal pueblo influirá sobre otro por ser este inferior en ciertas
virtudes cívicas, científicas, o bien ilustrativas o en poder; pero no se puede
precisar la época en que tal suceso se cumplirá.
Con esas reflexiones
puede deducirse que con la observación y experimentación podemos elevarnos al
conocimiento de las leyes mediante las cuales nos explicamos los fenómenos de
conciencia, nos apoderamos de las determinaciones subjetivas, penetramos en lo
más recóndito de nuestro ser, adquiriendo conocimiento de la vida psíquica en
virtud del procedimiento inductivo.
Así como también la
experimentación aplicada a la vida de los pueblos nos permite elevarnos al
conocimiento de las leyes que presiden a su desarrollo, saliendo de su grandeza
ó decadencia leyes fundadas en este medio de investigación, científicas sí,
pero debidas a la marcha de la razón ascendente, a la inducción, fundamento el
más seguro de las ciencias de los hechos.
Respecto a la
determinación y a la manera de obrar las facultades del alma humana como la
sensibilidad, la inteligencia y la voluntad, lo verifican simultáneamente,
siendo esta la causa principal de la dificultad que se observa en la
experimentación de los fenómenos internos, por más que esta dificultad sea más
bien aparente que real, puesto que los caracteres esenciales de los fenómenos
de conciencia separan a unos de otros, sin que se confundan los de sentir con
los de conocer y querer.
Nuestras sensación es,
pensamientos y voliciones no tienen existencia sino es por referirse a un
sujeto real, uno, indivisible, idéntico, activo y libre, aun sujeto que se
conoce a la vez sintiendo, pensando y queriendo.
Sábenos que existe un
pasado un presente y un porvenir, o cual explica nuestros deseos y temores.
Nuestros juicios, nuestros sentimientos, nuestra conducta con los demás, así
como la existencia y aplicación de las diferentes leyes morales, religiosas,
civiles, políticas y científicas suponen
nuestra identidad personal.
No es posible dudar de
la verdad, tan necesaria como trascendental.
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