Aliento y penumbra
El
presidente y algunos de los afines parlamentarios, deberían saber que es
importante vigilar lo que se dice, porque en el misticismo del sonido también
existe el Karma de las palabras.
En esta
época tecnológica, las nuevas generaciones reconocen que toda manifestación,
con todos sus aspectos, es como una grabación en la que se reproduce la
voz; y esta voz es sencillamente el pensamiento de ese hombre.
Por lo que no
hay lugar en el mundo, ya sea el desierto del Sahara, un bosque de naranjos,
una montaña, o bien una casa ocupada, un pueblo o una gran ciudad, en el que
una voz, una vez capturada, no continúe hasta el día de hoy.
Indudablemente,
cada una de esas voces tiene su límite en el tiempo, una voz puede durar miles
de años, otra voz varios meses, puede que una tercera algunos días y la cuarta
varias horas o momentos, ya que todo lo creado, sea intencional o no, ya tiene
vida; nace y muere de la misma manera; porque de hecho, tiene un
principio y un final.
Y así las
personas pueden experimentar estas circunstancias llegando a sentir la
atmósfera de los diferentes lugares, y no importa cómo, bien sea sentado en la
cima de un acantilado o en una montaña, porque incluso donde a menudo uno
siente las vibraciones de alguien que se ha sentado aquí antes; en la espesura
o en el desierto se puede sentir la historia de ese lugar, uno piensa tal vez
había vida en esa ciudad, donde había
una casa, la gente vivía allí, y cómo sin conocerlo todo se convirtió en un
desierto.
Las personas
comienzan a sentir la historia de todo el lugar, porque se comunica con él.
Bajo esta
observación y de esta manera uno puede reproducir su verdadero carácter y en
realidad es un pesimista inquieto, donde todo el trabajo que le implica relacionarse
con la concentración no es adecuado para él, donde el aprecio a la calma es
imprescindible e importante para él, ya que necesita algo de tiempo para
planificar, y pensar en todo.
Si te
sensibilizas con el misterio existente detrás de esta idea, puedes reconocer el
poder de la palabra. Porque el secreto de la palabra es una ciencia metafísica
que sería muy propio aprender.
La
profundidad de cada palabra y de cada persona es muy diferente, y si una
persona pronuncia cien palabras durante el día, aunque puede parece imposible creer
que cada palabra tendrá el mismo poder, pues no, dado que la fuerza y el
efecto de una determinada palabra sólo dependen del estado de ánimo en el que
se encontraba la persona.
Dependen de
la profundidad de la que surja la palabra, y esto determina su fuerza y su
luz.
Por ejemplo,
tal como hemos venido constatando en la política, siempre se puede encontrar
que la palabra de una persona que tiene el hábito de mentir, que no es sincera,
nunca es ni será válida; y sin embargo podemos observar paralelamente que las palabras
del que habla con convicción, que es sincero y dice la verdad, son poderosas.
Dado que es la
claridad y no llegan con incertidumbre, porque su palabra tiene luz y su
palabra toca profundamente.
A veces, la
voz de una persona está llena de tristeza y angustia, pero si su palabra está
llena de sinceridad y posee el poder de tocar, logrará penetrar profundamente,
tal así será su efecto en los oyentes.
Pero si tomamos
a una persona frívola que es superficial, que no es lo suficientemente sensible
ni seria en la vida, todo lo que dice y hace se mantendrá en la superficie. Con
un poco de tiempo no logrará infundir confianza en nadie, porque él mismo no la
posee.
Y cada vez
más a menudo, observamos a esa persona en ese estado cada vez más pesimista o
irritado, y en esa penumbra aunque puede expresar un deseo nuevo de cada
palabra dictada por la adición y testarudez de alguien, no solo tiene un
impacto en su cuerpo, sino también en su mente y espíritu.
Cierto es
que si alguien ha mentido constantemente y pronuncia una serie de palabras
estúpidas o sin tacto, no solo ofenderá al otro, sino que sin saberlo, a él
mismo puede causarle un daño real.
Porque la
voz de la verdad es la manifestación expresiva del aliento y el aliento es la
vida misma.
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