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domingo, 13 de diciembre de 2020

Vacuidad presidencial.... Et Si Tu N'existais Pas


Vacuidad presidencial

La vacuidad podíamos entenderla para calificar aquel o aquello que no tienen substancia o consistencia, pero a su vez sirve como triaca, no sólo para nuestra indignación, sino para todos los problemas y dificultades.

De hecho, en el tiempo, no importa qué tan pacientes seamos, si no hemos comprendido la inutilidad de ese vacío o esa vacuidad presidencial que suelen presentar las personas que nos pretenden dirigir, porque con su transitoria impermanencia los problemas seguirán lloviendo sobre nosotros como un autentico vendaval.

Pero en la realidad, constantemente todo suele cambiar, empezando por nosotros mismos, o bien por todas las personas que nos rodean. Y así vienen definidos los eslóganes como “el cambio climático” o “el medio ambiente” que propagan abultados vividores de inútiles organismos, que basan esas acciones en un entendimiento donde intentan explicar con simplicidad que evitaran dañar a otros, buscando con inmediatez querer ganarnos en su respeto y su confianza.

Es muy fácil para mentes frágiles, con escasa experiencia e imprecisa formación quedar atrapada en una idea que parece tan obvia y sólida, en una realidad rápidamente cambiante, que a menudo se vuelve una causa como una denominada “agenda 2030”, para el pensamiento estrecho, la testarudez y la inflexibilidad.

Hasta este momento algunos consideraran que los nuevos presupuestos nos iban proveer a determinadas autonomías de un bienestar físico, pero es tan sólo eso, a tenor que son circunstancias materiales pactadas, pero los conocimientos de una persona materialista o republicana y los nuestros son los mismos.

Por ello, toda la ciudadanía experimentará un sufrimiento mental, soledad, miedo, desamparo, incertidumbre, duda, envidia y desprotección. Cuando observa a determinados políticos, no defender lo obvio, incluso a un ex presidente de la misma cuerda de los que gobiernan, defender punibles crímenes en otro país.

Son todo un conjunto de factores que afectan de lleno a la convivencia nacional y universal. En específicos temas ya no vale la “callada como sentada”, ni pretender ahora quitar la esencia de todas las mentiras y el continuo embuste a la sociedad caracterizado hasta la fecha, porque aún con dinero es imposible.

Algunas autonomías con problemas sociales piensan que este dinero reduce el estrés temporalmente, pero tiene muchos efectos secundarios. Ya no será posible comprar la paz social. Nadie ahora estaría dispuesto a venderla aunque todos a la vez la quieren.

Así que mucha gente, nunca más tomara por ciertas la cultura, las promesas, o las palabras de alguien que se proclame por la izquierda, tan sólo con suerte a muchas generaciones a la vista tendrán que buscar esa autocompasión.

Ya en estos momentos, evidentemente la gente republicana necesita compasión mental.


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