Desgaste &
Corrosión
El lograr mantenerse
en una burbuja o aislamiento, resulta una postura, que se acerca constantemente
a los Gobiernos poco democráticos y a las autoridades, para intentar demostrar
intimidad y prestigio.
Considerando
que la realidad se contentaría con las apariencias.
Dado que involucrar un conjunto de personas, y circunstancias
diversas le sirven para realizar sus negocios intergubernamentales, y ese el
gran juego, porque entre el despiste, el
público en general, la sociedad o la oposición temen las arbitrariedades gubernamentales, que
protegen ese tipo inquisitorio de ejercer el poder.
La mayor de
las impertinentes peticiones, que postula, coordina y dirige la burbuja del aislamiento
a las subordinadas autoridades, son con aire de imposición, y también son
contrarias a las leyes, reglamentos o reales órdenes vigentes.
La burbuja
central del aislamiento, tiene terror a las perturbaciones, quejas y a las evoluciones de pensamiento ciudadanas, y como no tiene seguridad en la estabilidad del Gobierno, que
pretende representar, ni en la forma de gobierno que rige, nunca se indispondrá
personalmente “cara a cara” con ningún miembro opositor, rehúye constantemente de su propio
desgaste.
Se observará,
que esta dinámica característica de aislamiento, se erige en protector de todas
las malas causas y de los reconocidos delincuentes, especialmente con afinidad
política, aunque sean criminales al mismo tiempo. El capitán de un barco que se
hunde, se vende al diablo, mandará lanzar muchos cabos al aire para mantenerse a flote.
Sin embargo todos somos
conscientes, que los hombres como las organizaciones delinquen, en la completa
seguridad de que este tipo de aislamientos que protagonizan y buscan, les
alcanzará la impunidad y, si la falta que han cometido ha sido tan grave que no
ha podido evitarse el proceso, el aislamiento logrará primeramente la
inhibición de la causa, para hacer después que las actuaciones civiles no
produzcan malos resultados.
Este tipo de
aislamiento protege a los silenciosos y deshonestos, bandidos con nombradía, a
los que ejercen un periodismo perturbador de oficio y a los paranoicos enfermos revolucionarios que
medran sin sentido, por miedo y para ponerse bien con los que pudieran gobernar
ocultamente el país.
Entre los
primeros elige sus agentes electorales, y hasta sus administradores, y lleva a
cabo convenios con los segundos y terceros.
Los afines,
incluidos y asociados en la gobernanza actual, se acercan a todo tipo de autoridades
y empresarios, para hablarles al oído y en voz muy baja, del principio de
autoridad, de la energía, de la severidad, de la represión, de los castigos,
del exterminio; y acto seguido se presenta a las mismas autoridades presidiendo
corporaciones o formando por integración blindada parte de estas, este carácter
de aislamiento de gobernanza que dice servir, respetar y ayudar a los
ciudadanos, tan sólo es una propaganda altamente populachera.
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