REFERENCIA APICE

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sábado, 15 de marzo de 2025

Los demonios en el infierno de Zapatero...no me conocen


                                Los demonios en el infierno de Zapatero

El discurso de Zapatero en Aragón, en cuestión –amplificado por estrategias retóricas polarizantes y la invocación de símbolos históricos y emocionales– pone en evidencia tanto debilidades a nivel individual (en cuanto a la capacidad de procesamiento racional y crítico) como a nivel colectivo (al fomentar divisiones y la adherencia a narrativas conspirativas). Estas vulnerabilidades, en un entorno de alta tensión política, pueden tener consecuencias significativas en la cohesión social y en la calidad del debate democrático, un ejemplo reciente es el que se viene realizando en Venezuela.

Vulnerabilidades determinantes

1.     Neurobiológicamente, la exaltación emocional y la simplificación cognitiva favorecen procesos que reducen la capacidad crítica. La sobrecarga de estímulos emocionales puede desactivar los mecanismos de pensamiento analítico, lo que lleva a respuestas impulsivas y a la consolidación de creencias inflexibles.

2.   Sociológicamente, el uso de discursos polarizantes y conspirativos contribuye a la fragmentación social. La construcción de identidades rígidas basadas en “nosotros” versus “ellos” intensifica los conflictos y dificulta el establecimiento de consensos necesarios en una sociedad plural.

3.     Vulnerabilidades comunes:

    • La facilidad para caer en narrativas simplistas y emocionalmente cargadas que no abordan la complejidad de la realidad política y social.
    • La reproducción y refuerzo de prejuicios que pueden llevar a la marginación de sectores y a la pérdida de confianza en las instituciones democráticas.
    • La susceptibilidad a la manipulación ideológica en contextos de crisis o incertidumbre, donde las explicaciones conspirativas se presentan como respuestas simples a problemas complejos.

La retórica que se observa en el discurso revela una serie de procesos, los cuales pueden entenderse mejor si se analizan en dos grandes vertientes:

1. Problemas neuronales y procesos cognitivos

·       Respuesta emocional exagerada:

El uso de un lenguaje incendiario y polarizante puede activar de forma intensa el sistema límbico, en particular la amígdala, que se asocia con la respuesta al miedo y la amenaza. Esta sobreexcitación emocional puede dificultar la capacidad de la corteza prefrontal para ejercer un control racional y reflexivo, favoreciendo respuestas impulsivas y menos meditadas.

·       Sesgo de confirmación y disonancia cognitiva:

Cuando el discurso se basa en narrativas conspirativas o en la acusación de “poderes ocultos”, se refuerza el sesgo de confirmación. Esto implica que los individuos tenderán a buscar, interpretar y recordar la información de manera que confirme sus creencias preexistentes, reduciendo la apertura a argumentos basados en datos objetivos. La disonancia cognitiva se instala cuando se enfrentan a información contradictoria, lo que puede provocar un rechazo o una reinterpretación de los hechos para mantener la coherencia interna de la ideología.

·       Procesos de generalización y simplificación:

El cerebro tiende a simplificar la realidad compleja a través de atajos cognitivos. La atribución de intenciones maliciosas a grupos o instituciones enteras (por ejemplo, la acusación de manipulación en diversas esferas – desde la justicia hasta la política internacional) se apoya en generalizaciones que, aunque emocionalmente potentes, reducen la complejidad de los fenómenos y pueden distorsionar la realidad.

2. Problemas sociológicos y dinámicas grupales en el PSOE

Polarización y construcción del “Nosotros” vs. “Ellos”:

El discurso se vale de una narrativa que divide la sociedad en dos grupos antagónicos: un “nosotros” virtuoso y un “ellos” culpables o corruptos. Esta división alimenta la polarización social, ya que la identificación con un grupo refuerza los lazos internos pero también fomenta la hostilidad hacia el exterior, dificultando el diálogo y la integración de perspectivas diversas.

Instrumentalización de la memoria histórica y emotividad:

Al invocar estos episodios, el discurso busca reactivar la memoria colectiva de la sociedad, evocando sentimientos profundos y, a menudo, dolorosos, que facilitan la identificación y el compromiso del grupo con una determinada visión del mundo.

Esta estrategia tiene dos efectos principales:

Refuerzo de la identidad colectiva:

Al hacer uso de recuerdos históricos que ya poseen un significado emocional fuerte, se fortalece el sentido de pertenencia y se legitiman las posturas ideológicas defendidas. Los símbolos y episodios del pasado se transforman en herramientas para consolidar una identidad compartida, que se percibe como legítima y moralmente superior.

Distorsión de la realidad:

Aunque estos recuerdos pueden movilizar a la sociedad, también existe el riesgo de simplificar y distorsionar la complejidad de los hechos históricos. Al priorizar una lectura emotiva y reduccionista, se omiten matices y análisis críticos necesarios para comprender la totalidad de la realidad. Esto conduce a una visión parcializada de los eventos, en la que prevalece la sensación de injusticia o victimización sin un contexto equilibrado que permita un debate más constructivo.

·       Efecto de la contagiosidad emocional y la dinámica de grupo:

Las exposiciones públicas con alto contenido emotivo, como la que se recoge en el discurso de Zapatero –donde se observa un tono exaltado al criticar figuras internacionales– pueden inducir un efecto de contagio emocional. Esto significa que la intensidad del discurso puede propagarse rápidamente dentro de un grupo, reforzando actitudes polarizadas y, en algunos casos, incitando a la acción colectiva sin un adecuado análisis racional.

·       Legitimación de narrativas conspirativas:

Al mezclar hechos verídicos con afirmaciones no comprobadas (por ejemplo, la conexión entre políticas internas, manejo de crisis y manipulaciones internacionales), el discurso crea un marco interpretativo que favorece teorías de la conspiración. Estas narrativas, a pesar de ser emocionalmente atractivas, socavan la confianza en las instituciones y pueden desviar la atención de problemas estructurales reales.

En resumen, estos recursos retóricos buscan tanto unir como movilizar a la sociedad en torno a una narrativa común, pero puede limitar la capacidad de análisis crítico y fomentar interpretaciones simplificadas de la historia. Este recurso no solo refuerza la identidad del grupo, sino que puede distorsionar la percepción de los hechos históricos, haciendo que se priorice una lectura emocional y simplificada de la realidad sobre un análisis crítico y matizado.


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