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martes, 11 de marzo de 2025

Masoquismo político ante la desidia...Entre Panas.

 


Masoquismo político ante la desidia

El encuentro de Sánchez con Feijoo, por los compromisos adquiridos en Bruselas, las amenazas a las que se enfrenta la UE o el plan de Sánchez para incrementar el gasto militar, se presta para realizar un análisis, desde una óptica neuropsiquiatría y de psicología social, donde se contemplan las dinámicas profundas que se ocultan tras el escenario político. A continuación, se presenta un análisis crítico que pone en relieve el "juego", la "desidia" y el "totalitarismo" evidenciado en un acto que, paradójicamente, combina sumisión y conductas de masoquismo político.

Las formas del encuentro revelan que detrás de la superficie de un mero encuentro político se esconde un entramado de procesos psicológicos y neuropsiquiátricos. La interacción se convierte en un escenario donde el poder se disputa a través de:

  • Un juego ritualizado que va más allá de las políticas públicas, donde el refuerzo emocional y la identificación de grupo juegan un papel central.
  • Una desidia que funciona como mecanismo defensivo ante la sobrecarga y la amenaza constante de la competencia política.
  • Prácticas de totalitarismo y dinámicas de sumisión y masoquismo, que revelan cómo los actores, a través de la adopción de roles aparentemente contradictorios, se vinculan a un sistema que perpetúa la jerarquía y el control, a menudo a expensas de la transparencia y el debate constructivo.

En suma, el encuentro descrito no es sólo una cita política, sino un microcosmos en el que se representan las tensiones inherentes a las dinámicas de poder modernas, donde la comunicación mínima se transforma en un arma, y el sacrificio personal se entrelaza con la construcción de identidades colectivas que, en última instancia, refuerzan estructuras autoritarias y totalitarias.

El Juego de Poder y Representación

El encuentro entre los dos candidatos se configura como un ritual en el que cada actor adopta roles predeterminados, casi teatrales. En este "juego" político, la interacción no se limita a un intercambio de propuestas, sino que se convierte en una demostración simbólica de poder.

  • Las situaciones de competencia y dominancia activan circuitos relacionados con el refuerzo dopaminérgico, generando una sensación de recompensa en el acto de afirmar el poder, incluso cuando el escenario está cargado de tensiones.
  • Desde la perspectiva de la identidad social, estos actos ritualizados contribuyen a definir "nosotros" frente a "ellos", reforzando así la cohesión interna de cada grupo ideológico y la percepción de superioridad frente al oponente.

La Desidia como Mecanismo de Defensa

La aparente indiferencia -ejemplificada en la comunicación mínima (un simple mensaje de WhatsApp)- puede interpretarse como un reflejo de la desidia institucional y personal:

  • Este comportamiento puede estar relacionado con mecanismos de evitación ante el estrés y la sobrecarga emocional. La falta de un esfuerzo comunicativo robusto podría indicar una respuesta de "apagón" frente a la presión, similar a la apatía o el burnout.
  • La desidia se puede ver como una estrategia para minimizar el riesgo de confrontación directa, adoptando una postura que, aunque pasiva, evita desencadenar conflictos abiertos y posibles represalias.

Totalitarismo, Sumisión y Masoquismo Político

La utilización de recursos simbólicos y el manejo de la comunicación en este encuentro evidencian tendencias totalitarias:

  • Control de la Información: La comunicación reducida a un mensaje breve se interpreta como una táctica para controlar la narrativa y limitar el flujo de información, una práctica común en regímenes totalitarios que buscan concentrar el poder en torno a un líder o un grupo hegemónico.
  • Sumisión y Masoquismo:
    • Sumisión: Los actores políticos, a pesar de estar en posiciones de aparente liderazgo, se ven inmersos en dinámicas de sumisión donde ceden parte de su autonomía a estructuras de poder mayores (el Ejecutivo o la imagen del Estado).
    • Masoquismo Político: La persistencia en este juego de poder, aun cuando implica humillación o sacrificio, puede interpretarse como una forma de autoafirmación a través del sufrimiento. Desde un punto de vista neuropsiquiátrico, el sufrimiento y la tensión prolongada pueden generar respuestas neuroquímicas complejas que, paradójicamente, refuerzan la identidad del individuo como parte de un grupo sometido, otorgándole un sentido de pertenencia y propósito en un sistema jerárquico.

Esta interpretación crítica se fundamenta en el análisis, permitiéndonos vislumbrar las complejidades subyacentes que configuran la política contemporánea.

 


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