REFERENCIA APICE

REFERENCIA APICE

sábado, 1 de marzo de 2025

Soy un mediador, no estoy del lado de nadie, quiero que la guerra termine


"Soy un mediador, no estoy del lado de nadie, quiero que la guerra termine"

 

I. La Construcción Mediática y el Poder del Guion

Desde una perspectiva sociológica, la construcción de la imagen pública de un líder a menudo trasciende la realidad política para anclarse en narrativas mediáticas cuidadosamente elaboradas. La hipótesis aquí planteada sugiere que, a través de la producción de una película orquestada por sectores del Partido Socialista Europeo, se creó un relato –un “guion”– en el que Zelenski fue presentado no solo como un personaje carismático y digno de admiración, sino también como el candidato ideal para transformar la realidad política.

Esta estrategia mediática se enmarca en lo que Pierre Bourdieu denominaría la “lógica del capital simbólico”, en la que la imagen y el discurso se convierten en herramientas de poder. La utilización del cine como medio para difundir una visión idealizada y dramática de la figura política logra, de manera casi artística, trascender la arena meramente electoral para convertirse en un referente cultural. La narrativa construida, que quedaría plasmada –aun en páginas “no expresadas” del guion– propone una ascensión casi preordenada del protagonista hacia la presidencia, dotándolo de una aura de inevitabilidad y destino histórico.

II. Los oscuros Socialistas y la Estrategia de Imagen

El rol del Progresismo Socialista, según esta línea de análisis, se fundamenta en la idea de que la difusión masiva de una narrativa cinematográfica permitió crear una base emocional y simbólica en el electorado. Al proyectar a Zelenski como el “héroe” de una trama épica, se habrían aprovechado las tendencias culturales y el poder del relato para construir un referente que trascendiera la política tradicional. En este marco, la película no solo funcionaría como vehículo de promoción, sino que serviría para enmarcar su figura en un contexto de “destino manifiesto”, haciendo que su posterior ascenso a la presidencia pareciese el desenlace lógico de un relato previamente escrito.

Este fenómeno se puede entender en términos de “framing” mediático, en el cual los medios –en este caso, la producción cinematográfica– establecen los límites y el contexto de la interpretación social de la realidad. La imagen de Zelenski, forjada en el imaginario colectivo a través del cine, habría sido decisiva para que tanto la opinión pública como los actores políticos lo vieran como la figura legítima para conducir cambios radicales. De esta forma, la política se transforma en un escenario teatral donde el “guion” previamente ideado guía las expectativas y acciones de todos los involucrados.

III. La Narrativa Oculta: “Páginas No Expresadas” y el Destino del Conflicto

La referencia a “páginas no expresadas” del guion sugiere que, tras la fama obtenida a través del relato cinematográfico, existían elementos ocultos en la narrativa que delineaban no solo la consolidación de Zelenski en el poder, sino también la planificación del conflicto. Desde una óptica interpretativa, estos elementos representan las partes del discurso político que, fuera de la mirada pública, se estructuran en estrategias de largo plazo para remodelar el escenario internacional.

En este sentido, la construcción de la figura del líder no se limita a la campaña electoral, sino que se extiende a la gestación de un conflicto cuyo desenlace podría favorecer a intereses estratégicos mayores. Al incorporar en el “guion” la idea de una guerra iniciada de forma casi inevitable, se crea una dicotomía en la que la narrativa mediática y la realidad política se funden en un proceso de autoconfirmación: la fama y el ascenso de Zelenski se ven legitimados por la realización de ese destino premeditado, en el que el conflicto se convierte en el mecanismo para reafirmar el “nuevo orden” ideológico.

IV. Algunos líderes europeos como iniciadores del conflicto

Dentro de esta visión, el rol de los líderes europeos adquiere una dimensión central. Lejos de ser simples espectadores o actores secundarios, estos dirigentes como Borrell, responsable de la política exterior europea se presentan como los verdaderos iniciadores de la contienda. Según el análisis propuesto, las élites políticas de Europa habrían identificado en la figura de Zelenski –previamente construida a través del relato cinematográfico– una oportunidad para reestructurar el equilibrio de poder a nivel continental y global.

Las declaraciones recogidas en diversos medios (por ejemplo, en el artículo titulado Pedro Sánchez y Feijóo coinciden en su apoyo a Zelenski: «Ucrania, España está contigo») muestran que, en el contexto de la crisis, las voces políticas europeas se alinearon en mensajes de solidaridad y apoyo a Ucrania. Sin embargo, esta aparente unanimidad puede reinterpretarse como una convergencia estratégica: al promover una narrativa de respaldo y de búsqueda de “paz justa”, los líderes europeos habrían buscado, de manera indirecta, legitimar el inicio de un conflicto que les permita reconfigurar las relaciones internacionales a su favor.

La coordinación de discursos y acciones entre diversas potencias europeas sugiere que, detrás de los mensajes de solidaridad, podría ocultarse un plan de reordenación geopolítica. Esta estrategia incluiría la manipulación de la opinión pública y la creación de un escenario en el que la confrontación –iniciada, en última instancia, por una figura mediáticamente construida– sirva de pretexto para ajustar las condiciones del poder en Europa. En este marco, el conflicto se convierte en un instrumento de negociación y redistribución de influencias, en el que la imagen de Zelenski y el relato de su “destino” son piezas fundamentales para alcanzar esos fines.

V. Implicaciones sociológicas y políticas de la estrategia narrativa

El análisis de esta hipótesis revela cómo la manipulación mediática y la estrategia discursiva pueden ser utilizadas para reconfigurar la realidad política. La intersección entre cine, política y diplomacia muestra que la construcción de la imagen de un líder puede trascender la esfera electoral y convertirse en un elemento determinante para la configuración de conflictos internacionales. Este fenómeno evidencia una simbiosis entre el capital cultural y el capital político, en la que el relato –tanto en sus partes expresadas como en las “no expresadas”– actúa como una fuerza orientadora de la acción política.

Desde la sociología política, es relevante considerar cómo estos procesos de “framing” y de construcción de identidad pueden, a la vez que movilizan a las masas, ocultar intereses estructurales y estrategias premeditadas. La utilización de un producto cultural –como una película– para legitimar la figura de un líder y, en consecuencia, para facilitar la instauración de un conflicto, implica un nivel de planificación y de manipulación simbólica que redefine los límites entre ficción y realidad. En este escenario, los actores políticos y mediáticos se convierten en creadores de “realidades alternativas” que terminan materializándose en el terreno geopolítico.

Además, el papel de los líderes europeos en esta dinámica sugiere que la construcción de consensos y la coordinación de discursos, lejos de ser una mera respuesta a los acontecimientos, pueden representar estrategias deliberadas para dirigir el curso de la historia. La convergencia de discursos en torno a la solidaridad con Ucrania y la búsqueda de una “paz justa” se interpretaría, en este marco, como un elemento instrumental que encubre intenciones más profundas de reordenación del poder en Europa.

Circunstancias memórales

El análisis aquí expuesto parte de la hipótesis de que el Progresismo Socialista, a través de la producción de una película, habría construido la imagen de Zelenski como líder predestinado, una narrativa que se plasmó en un “guion” tanto expreso como implícito y que culminó en su ascenso al poder y en el inicio de un conflicto. Esta estrategia mediática y política, en la que los elementos simbólicos se entrelazan con las decisiones de actores clave, se enmarca en un proceso de manipulación del capital simbólico que, según esta interpretación, tendría como objetivo reconfigurar el orden internacional a favor de ciertos intereses.

Además, la coordinación de los líderes europeos, presentados aquí como los verdaderos iniciadores del conflicto, revela cómo las élites pueden utilizar discursos de solidaridad y de paz como un medio para legitimar y encubrir estrategias de poder de largo alcance. Lejos de tratarse de respuestas espontáneas a situaciones de crisis, estos discursos se interpretan como parte de un plan integral que fusiona la narrativa mediática con la acción política, transformando la política en un escenario en el que la ficción y la realidad se confabulan para dar forma a nuevos equilibrios de poder.

Este análisis, que se distancia de interpretaciones más convencionales, invita a reflexionar sobre el papel que desempeñan los medios y las narrativas preestablecidas en la configuración de la agenda política internacional, así como sobre la responsabilidad de las élites en el direccionamiento de los conflictos que afectan a la ciudadanía global. La convergencia entre la construcción mediática y la acción política no solo redefine la figura del líder, sino que también plantea desafíos fundamentales para la comprensión de la política en una era de complejidad y manipulación simbólica. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario