Pudor de familia.
El Ministerio de
Educación y Formación Profesional, recurre por vía judicial, la oportunidad, de
que los padres, se niegen autorizar a estos, el poder excluir a sus hijos, de
actividades con carga ideológica o moral, contraria a sus convicciones.
Estas circunstancias, son proclives andar a tientas, por las múltiples, y complicadas manifestaciones,
de los fenómenos, y circunstancias afectivas. Donde nada preciso y concorde
existe; y el lenguaje inclusivo o no, oral, se muestra indómito, y rebelde,
ante el denominado deseo parental, para poder ofrecer una definición concreta,
y exacta, del amor y la educación, que resulta siempre indefinible e innegable,
y más a propósito para expresarse por la vaguedad, e indeterminación de la
actual educación social, que por la precisión analítica, de la palabra.
Y si se procediera, con
un conocimiento, del derecho fundamental a la educación, estableceríamos otros
aspectos más significativos, en la participación educativa, como resultan los
grados del amor, en los cuatro aspectos o fases, bajo los cuales aparecería,
posiblemente el apetito, el deseo, la aspiración y el amor propio, con sus
respectivos contrarios negativos: repugnancia, disgusto, aversión y odio.
Indicando también, las
divisiones del amor, fundadas la primera en la idea del tiempo; amor pasado,
presente y venidero; la segunda en la naturaleza de los objetos que se dirige;
amor a las cosas o a las personas; y la tercera en el móvil determinante del
amor propio, del elemento dinámico: amor interesado, desinteresado y estético.
Todo lo cual, ofrece
motivo adecuado para oportunas, y delicadas disquisiciones, sobre el objeto que
trata de analizar, terminando con la conveniente afirmación, de que el amor,
como en la educación ni puede, ni debe confundirse, ni con el placer, ni con el
interés, ni con el bien social, “porque es síntesis y condensación de todo
nuestro ser y vida, que posee una finalidad propia, suficiente por si sola para
purificar el goce, justificar el interés familiar y servir del móvil y
excitante del bien “.
El culto del ideal y de
la belleza, es quitar del amor su aspecto grosero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario