Simpatías diplomáticas
Los individuos y las
sociedades, no se mueven a impulsos, de un resorte extraño, cuya influencia desconocen,
ni sus esfuerzos se agotan, en la esterilidad, ni se pierden en el vacío, de
una cabina de avión, procedente de Venezuela. Obran con entera conciencia, de
la libertad de sus actos, cuyos resultados, han de ser altamente beneficiosos,
o por todos los extremos perjudiciales.
Pero para aquel, que se
acostumbra a estudiar los hechos, con más detención, que enlaza antecedentes y
consiguientes, que se remonta a las causas, y estudia los efectos, observa, que
no resultan fenómenos del orden natural, como supremo arbitrio de nuestras
acciones.
Porque, en este malabarismo,
del Tiqui Taca social, se procuran también las “diplomáticas simpatías”, y con
llevan, que algunos irresponsables, pretendan ejercer, su gracia; Y es donde realizaran,
un tatuaje en el reflejo de la futura esfera global, encubriendo la debilidad,
del conocimiento existente, y ejerciente en los conflictos diplomáticos
reconocidos, en la Historia de España.
Es donde señalamos,
entre otros muchos, y nos referiremos a las próximas negociaciones exteriores,(las
cuáles no debieran existir, aunque las cartas del juego estén marcadas), como
defensa, sobre la citada invasión, de un nuevo límite marítimo de soberanía en
el atlántico, ampliado sobre otro, límite anteriormente “propuesto”, y aún no
estando este, reconocido. Así, que si este nuevo, se negocia, en efecto, se
reconoce el anterior.
Sudore vultus sui, et
falsa. _ El sudor de su frente y lo falso.
Y es así, donde la tierra
y el mar, que sin esfuerzo alguno, te prestaba prodigo sus beneficios, avara te
los denegará en adelante, la sumisión se rebelara ante ti, y con tu inexistente
sentimiento de pudor, te obligaran, a ti y a tu pueblo, por una penosa
peregrinación, en busca de recursos por el mundo, así sea, por un puñado de dólares,
o lo que puede ser aún peor, por haberte creído convertir en rey del mundo.
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