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viernes, 28 de agosto de 2020

El impulso divino universal.....Antiguo Egipto


El impulso divino universal

Egipto no se constituyo por una civilización única, porque no ha sido un periodo uniforme de la historia humana. Lo que se conoce como el Egipto antiguo son una serie de civilizaciones que habitaron el Valle del Nilo, que abarcan un periodo de muchos siglos, y resultan ser civilizaciones que son entre sí tan distantes como la Edad Antigua a la Edad Media, a la Edad Moderna, a la Edad Contemporánea  o al periodo actual en la serie de los pueblos europeos.

En el primer periodo apacible de la civilización en Egipto, los habitantes se dividían en diferentes grupos o departamentos con una capital y se gobernaban como si fuera una especie de federación, en el Valle del Nilo existían dos agrupaciones, las que constituían el Alto y el Bajo Egipto.  Más tarde estas agrupaciones, tendiendo a la unidad formaron dos monarquías, y con el tiempo por el predominio de una única ciudad la monarquía también tendió a ser única.

El sacerdocio, aunque no existe vestigio en los primeros periodos, con el tiempo, tomo preponderancia, elaboro el dogma y llego a imponerse a los reyes, y es cuando Egipto entra en un periodo teocrático, formulándose en Tebas el monoteísmo.

En esos momentos algunas tribus asiáticas, pastores nómadas en su mayoría, se precipitan sobre la patria de los Faraones, imponiéndose al imperio Tebano, y constituyéndose como señores del territorio y reinando hasta que los refugiados en el delta, que se encontraban en estado de rebelión permanente, reconquistaron a sus invasores y dioses, e imponiendo nuevamente una interrumpida civilización del imperio tebano.

Después entraron en un periodo de decadencia, el monoteísmo se descompone, y todo se diviniza, los dioses llegan a ser tantos casi como los hombres, y se llega a caer en la creencia de la magia y en la teúrgia de una parte y en la fusión del poder civil y el eclesiástico de otra.

En aquel momento el pontífice es el emperador, o el emperador es el pontífice: donde el sacerdote y caudillo era una misma persona, lo mismo que creyente y soldado. Y estas últimas etapas de este Egipto fueron las que conocieron, Alejandro, Marco Antonio y Cesar. Designando los periodos de civilización, en consonancia a las capitales, la civilización Menfita por Menfis, o el imperio Tebano por Tebas.

Mientras el hombre primitivo en otros lugares vivió subyugado por los elementos, en Egipto, gracias a sus esfuerzos, el hombre adquiere ya condiciones de vida y medios de lucha, le ayuda la estructura geológica del terreno, su configuración geográfica, la vegetación y el clima, y desde su primer periodo de civilización alcanzo una posición firma para resistir los formidables elementos naturales.

Pudo no avanzar, pero fijo el pie en el suelo y logró no ser derribado, no se proponía más y esto lo obtuvo. En consecuencia vivió estacionado, donde su estado mejor era el de contemplación, y su único cuidado el de conservarse y preservarse.

Impulsado por esta tendencia conservadora, inventó una construcción de grandes masas; asentó sus templos sobre enormes pilares; levanto gigantescas estatuas sobre sólidos sustentáculos y edificó piramidales monumentos de colosales proporciones, cuya ancha base era la mejor garantía de su resistencia, es decir creo con la ingeniería un baluarte de piedra que le protegía de los rudos embates de los agentes exteriores de aquella colosal naturaleza.

La química racional del hombre nació en Egipto, en las necrópolis, para preservar a los cuerpos de la acción oxidante del aire, y que la materia no se disolviera en el seno de la atmosfera, con los más de treinta siglos del arte sagrado existía una muralla de betunes y resinas, y los rodeaba de un mar de esencias y aceites empireumáticos, y esas colosales pirámides truncadas eran las tumbas de los reyes, para su construcción los faraones, hicieron tallar la piedra desde su advenimiento al trono, para llegar  aportarles de todos los dominios del imperio, el alabastro banco, el granito rosa y el basalto azul que lo decoraban.

Así la única inmortalidad que alcanzo el humano en Egipto fue la del cuerpo, si la inmortalidad puede llamarse a la perpetuación de la figura sin ser imputrescible.

Este pueblo fue el primero que cree en la resurrección, o sea en la reanimación del cuerpo. La muerte para ellos no era más que temporal, una especie de intermitencia de la vida semejanza de la de su Dios, que muere cada noche para volver a vivir al día siguiente. Hemos de tener en cuenta que el Dios del Egipto era más bien el motor interno de la naturaleza, la razón de ser de sus manifestaciones que de un ser personal.

El Impulso humano

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