Principio teocrático
del Imperio pandémico
Por una
larga tradición, continuamente existió una subordinación de la industria y el
arte, al respeto de los muertos, siempre
se habían esmerado desde los artesanos que tallaban los féretros, o los
escultores que esculpían la piedra de las lápidas, panteones y urnas; aunque en
los diferentes periodos del culto, por religión y cultura el homenaje, así como
la morada de los muertos fue bien distinta.
Las
inscripciones, los decorados e incluso todos los ornamentos vegetales, conservan
un excepcional realismo, que representa la sensible trasformación más
importante de la vida del hombre, y con su domestica belleza intentan ahuyentar
la profanación, todo parece indicar el inerte estado relativo de felicidad, que
nunca lograremos encontrar en las tumbas comunales de periodos teocráticos,
cuando desaparecen los esenciales rituales.
En estos
momentos existe una alarma globalizada, por una pandemia, y el retrato en números
mantiene un simbolismo en el que se han infectado el 0,33 % de los habitantes
del planeta, y han fallecido el 0,01%, y bajo esas circunstancias nos están determinando
y estamos observando que nos procuran una divinización del mismísimo carácter impasible
del nuevo pensamiento del imperio teocrático.
Los que
desean ser supervivientes humanos, deberían olvidarse de la actual crisis sanitaria, y
centrarse en como se aborda la ética de la nueva inteligencia artificial, dado
lo que viene con esta nueva tecnología puede cambiar y dominar nuevamente la
humanidad. Este cosquilleo digitalizador está alimentando la interfaz
cerebro-máquina del presente y no está al menos para nosotros claro como la
tecnología puede trasmitir información al cerebro directamente.
Ahora dispensando
una seleccionada información, se consigue que los métodos de estimulación
cerebral lapidaria efectúan que el control de los impulsos no sea un problema
generalizado, dado que aparentemente están cambiando el sentido del pensamiento
en sí mismo, y en este silencio cambiar el pensamiento de alguien es el verdadero
objetivo.
Con el
negocio invasivo del cerebro desarrollan pioneras tecnologías, que aunque no
precisan cirugías en el cerebro, requieren ingenierías genéticas, donde con
soluciones alternativas, como medicamentos o nanopartículas, hacen que
determinadas neuronas sean receptivas y permitan la activación precisa sin
cuestionar los propios derechos neuronales humanos.
La
alternativa del imperativo de proporcionar tecnologías de restauración neurológica,
como se efectúa en algunos países, seria decidir que no estamos interesados en
esa comprensión oscura de cómo funciona nuestra mente, de curar, entender y
mejorar habilidades de nuestra luminosa inteligencia, que como el sol, está envuelta
en el alma, la cual está contenida en el espíritu que impulsa la sangre y se
desparrama en el cuerpo, es decir el Know, Ba y Niwon.
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