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miércoles, 12 de agosto de 2020

La inmortalidad aristocrática.... cosas bonitas




La inmortalidad aristocrática

Entre los oportunistas mortales pocos pueden ser candidatos a ella, uno no puede dudar de su duración mas allá de la vida, porque en la naturaleza un intelecto (es decir un ser que alcanza la perfección) no puede desaparecer; pero no todos somos inmortales de la misma manera, que explicado en un lenguaje llano significa que para merecer vivir en el porvenir, como grande intelecto, es preciso haber vivido en el mundo, y desde luego, no se ha vivido sino se ha pensado.

Algunas ideas y obras de su alteza, nunca llegarán a ser populares, tal vez porque todo lo que es grande, verdaderamente inteligente, siempre está en minoría.

No esperemos que la razón sea popular nunca. Las pasiones, los sentimientos, pueden serlo; pero la razón será siempre propiedad exclusiva de algunos elegidos.

La ahora denominada corriente social de izquierdas… sostiene en su apología, algunas de las lecciones de Epicuro, cuando el mismo no se extraviaba y decía:

Esto es justo porque el pueblo le parece malo.

Y es que hay un misterio en la filosofía lo mismo que en la política, es la mal intencionada valoración y el juego con la inocencia, porque el grado medio de la inteligencia humana no está bastante elevado para que pueda sometérsele un problema tan inmenso y para que se le escoja como ultimo juez en la materia.

Al final se pretende desprender, que la luz general de casi medio siglo de transición, al esparcirse por la inteligencia de cada individuo, no puede iluminar más que el estrecho círculo en el cuál se ejercen las facultades practicas.

Porque ellos reconocen que al pueblo no se le deben más que algunos de los resultados. Los resultados de la filosofía declamatoria, de esa política y de la sesgada educación, tales como los que pretenden ofrecer, como los únicos que pueden serle verdaderamente útiles.

Y para ello no se deben pretender en este momento, hacerse filósofos de los hombres del pueblo, ni exterroristas, ni políticos, ni hombres embusteros de baja moralidad. Dado que la facultad de comprender las altas ideas es muy rara.

Y por tanto en la vida ordinaria óbrense bien guardándose las ideas para sí, sin mostrar más de lo que es necesario para darnos alguna ventaja sobre los demás.

Porque pueden mirarlo sobre la nación como un juego del CIS que arreglan las posibilidades de ganancia o perdida según sus deseos, pero nosotros humanos de la verdad, y por tanto sujetos a todas las necesidades humanas, no consentimos que se nos divierta con actitudes de teatro. Ya que todo esto son invenciones de este tiempo, con un minucioso y soterrado sistema de querer manipular y asustar a las personas de más edad.

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