REFERENCIA APICE

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viernes, 14 de agosto de 2020

Lagunas presidenciales.....Anoche soñé contigo.


Lagunas presidenciales

El “moños” sin pudor cargo contra los padres de la democracia, pero desconocía, que el heroísmo no está a disposición de todos los destinos. Porque siempre se producen circunstancias ineludibles en esferas que te procuraran ser excluido para siempre, del gloriosos derecho de reflejar tus hipócritas ideas de ese perturbador movimiento, que te impedirá hacer a tu imagen la historia bolivariana de ese tiempo y de ese país.

Pero no quedaremos en tu única actuación, recordaremos el estoicismo trascendental, con la influencia del otro mojigato, que rechaza la naturaleza, y donde cree que nos complace en hacer el bien: y eso “le inquieta”, creyendo establecer la verdad moral, que es humana al mismo tiempo.

Ahora todos podremos conocer que la más alta lección de moral, es tan solo un acto inquietante, siendo pues el espectáculo de la vida de un hombre o mujer de bien, correspondiéndose a una persona que no miente, efectivamente que no sea hipócrita, que sus hábitos no sean la desgracia que ilustran la gentuza, y así nos puede llegar a inspirar el deseo de imitarla, porque hemos de reconocer que la única manera de llegar a conocer lo que vale la belleza moral, es el bien.

Sin embargo en la actualidad, desde la aparición de la dinastía de los malos espíritus, como grupos de asalto en el desgobierno internacional, en la observación de la vida nos lleva irresistiblemente a la conclusión del continuo abandono del hombre, a sus instintos inferiores, iniciándose en un adoctrinamiento, inspirados en  el egoísmo, el vicio, el desprestigio y de su particular forma violenta de comportamiento y expresión, de que de ella es causa.

Por consiguiente, así determinados grupos, desconocen sobre lo que es noble y justo no puede dejar de acrecer la felicidad de todos como la de cada individuo, porque existe una belleza abstracta del deber concebido y ya realizado.

Y son esas bellezas vivas las que procuran la catarsis en las más nobles de las emociones, las del deber, amado en su realización, aún cuando ahora estas miradas mezquinas y bajas nos entristezcan el corazón, porque la regla suprema del hombre digno de este nombre es conservar intacta la libertad interna.

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