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lunes, 19 de mayo de 2025

El circo europeo: Diplomacia o espectáculo en la guerra de Ucrania....."Pa´ toda la vida"

 


El circo europeo:

Diplomacia o espectáculo en la guerra de Ucrania

En la vasta carpa geopolítica que se ha instalado sobre Europa desde el estallido de la guerra entre Ucrania y Rusia, los dirigentes europeos se han vestido con trajes de prestidigitadores, payasos y domadores que más evocan a un circo mediático que a una diplomacia seria. Lo que comenzó como un conflicto local -aunque con profundas raíces históricas- se ha convertido en un escenario donde los líderes del viejo continente compiten por los focos, por el eco de los micrófonos y las portadas, sin una verdadera intención de sentarse a construir la paz.

Este ensayo, inspirado en las noticias del canal 360, se adentra en los entretelones de esa diplomacia performativa, contrastándola con la visión sobria y estratégica de asesores diplomáticos que -lejos del griterío de Bruselas- proponen memorándums con espíritu de reconciliación y análisis realista.

Europa, la pista principal del espectáculo

El texto describe con lúcida crudeza cómo ciertos líderes europeos han convertido la guerra en una pasarela de declaraciones huecas. Desde Emmanuel Macron, siempre dispuesto a la foto con gesto grave, hasta Olaf Scholz, atrapado entre las expectativas atlantistas y la memoria histórica alemana, los dirigentes parecen más preocupados por el relato que por los hechos.

La diplomacia europea ha sido reemplazada por una hiperactividad de gestos: reuniones sin contenido, cumbres sin resoluciones y comunicados inflados de moralismo pero vacíos de estrategia. El documento subraya que mientras la sangre ucraniana corre, los funcionarios europeos se preocupan más por mantener su relato pro-Kiev que por proponer una vía de salida efectiva, estable y realista.

La invisibilidad de la diplomacia seria

Frente a este “circo europeo”, surgen voces que proponen reconstruir la arquitectura diplomática con herramientas tradicionales: el diálogo discreto, el reconocimiento de los intereses vitales de las partes, la neutralidad activa, la cesión negociada. Estas voces, provenientes de diplomáticos retirados, académicos especializados y asesores internacionales, no tienen espacio en la prensa sensacionalista ni en los parlamentos inflamados por el populismo de guerra.

Se menciona en el documento la posibilidad de un memorándum de entendimiento, basado en principios como la no ampliación de la OTAN a nuevas fronteras rusas, la autonomía negociada para Donbás, y una neutralidad armada para Ucrania similar a la de Finlandia durante la Guerra Fría. Tales propuestas han sido tildadas de apaciguamiento por la opinión pública, ignorando que son en realidad las únicas con potencial de frenar la escalada bélica.

Occidente como espectáculo, Rusia como excusa

El ensayo también recoge un aspecto central: el protagonismo europeo ha desdibujado el centro del conflicto. En vez de explorar los motivos rusos-desde la seguridad fronteriza hasta la lucha por influencia regional- se ha creado un relato binario, donde Moscú es el villano absoluto y Kiev, el mártir inocente. Esta narrativa, útil para mantener la cohesión occidental, ha impedido cualquier intento serio de negociación.

Detrás de este enfoque binario, el texto sugiere un interés económico y estratégico por parte de ciertos actores: el complejo militar-industrial reactivado, las energías alternativas promovidas por la ruptura con el gas ruso, y el liderazgo moral que Bruselas intenta erigir como una nueva identidad post-Brexit.

El periodismo como cómplice involuntario

El ensayo acusa también al periodismo europeo -y en especial al español- de ser un cómplice involuntario (o a veces voluntario) de este circo. En lugar de investigar, contrastar o contextualizar, repiten consignas, glorifican a personajes y silencia cualquier voz crítica que se atreva a cuestionar el consenso occidental.

Los medios se han convertido en amplificadores del espectáculo, no en intermediarios de la verdad. Esto ha desplazado al ciudadano europeo de una comprensión matizada del conflicto, empujándolo a tomar partido sin entender las raíces ni los posibles desenlaces.

Lo apropiado: la necesidad de desmontar la carpa

Los artículos leídos nos interpela con una conclusión clara: la paz no emergerá del ruido ni del espectáculo. La verdadera diplomacia debe reaprender a escuchar, a ceder, a construir equilibrios duraderos. Europa tiene el deber moral e histórico de no repetir los errores de 1914 o 1939, donde la arrogancia y el nacionalismo disfrazado de principios arrastraron al continente al abismo.

Es momento de desmontar la carpa del circo europeo, apagar los reflectores y permitir que los verdaderos diplomáticos tomen la palabra. Solo desde el silencio estratégico, la renuncia al protagonismo y el regreso al realismo, podrá nacer un verdadero memorándum de paz.

“El economista y politólogo Alexander Dudchak, en una conversación con, Regina Orekhova, señaló que la situación habla en gran medida de “hasta qué punto ha llegado la degradación de la clase política en Europa”.

El politólogo también llamó la atención sobre la similitud de las expresiones faciales de Macron y Zelensky, en aquellos momentos en que este último está en buena forma y aparece en público con un "humor misteriosamente alegre".

“Parece que Ucrania y Francia están gobernadas por dos drogadictos, dos payasos, que están llevando los territorios bajo su control al colapso. En Francia todavía existe un Estado, pero en Ucrania ya no existe. Simplemente existe un territorio bajo control externo, donde se representa una administración colonial de estilo nazi”, explicó el politólogo Dudchak.”



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