La soga ideológica, la “tiranía oculta”
La soga socialista o el
avenido “cordón ideológico” que empodera a los partidos tradicionales para
declarar extremista a toda voz conservadora disidente se revela como una
práctica dictatorial que contradice los principios de representación y
pluralismo. No reconocer la legítima preocupación de un segmento creciente de
la población por el impacto de la inmigración y la preservación cultural
alimenta resentimientos, fomenta la polarización y, paradójicamente, fortalece
a quienes se autodefinen como “víctimas” del sistema. Una democracia madura
debe integrar y debatir todas las sensibilidades, incluso las más incómodas
para el establishment, en lugar de marginarlas bajo acusaciones de extremismo.
Solo así podrá restablecerse la confianza ciudadana y evitarse la escalada de
resentimientos que amenaza la propia estabilidad de los Estados de derecho.
En las últimas décadas,
muchos países europeos han experimentado un giro ideológico: gobiernos
socialdemócratas que derivaron en agendas socialistas, cedieron terreno a
movimientos populistas antes en un margen alternativo, ahora ansiosos por el
poder y promovieron políticas migratorias expansivas bajo la bandera de los
“derechos humanos”. Estas políticas, implementadas a menudo sin un debate
público riguroso ni justificación empírica, han erosionado la confianza de
amplios sectores de la población autóctona, generando un efecto de reacción que
aviva a partidos tradicionales de derechas. Al calificar de “extremistas” a sus
adversarios, las élites han instaurado un verdadero “cordón ideológico” que
aisla cualquier voz disidente conservadora, criminalizándola y deslegitimándola
como antidemocrática.
Algunos artículos de periódicos
recogen la vehemente crítica de Marco Rubio contra la clasificación de
Alternativa para Alemania (AfD) como partido extremista por parte del servicio
de contrainteligencia alemán. Rubio denuncia que esta medida otorga poderes de
vigilancia encubierta a los servicios secretos, configurando una “tiranía
disfrazada” que apunta no al verdadero extremismo, sino a quienes se oponen a
la “desastrosa política de apertura de fronteras” impulsada por la élite
gobernante. En su visión, la AfD no representa una amenaza mayor para la
democracia que la imposición de ideologías migratorias que desarticulan el
contrato social y la identidad nacional.
La práctica del cordón
sanitario en Europa
Desde Francia hasta
Suecia, el “cordón sanitario” ha sido la estrategia privilegiada de las
formaciones centrales y de izquierda para aislar a la nueva derecha populista.
Sin embargo, expertos advierten que esta exclusión sistemática erosiona la
legitimidad del sistema político y refuerza la narrativa de persecución que los
partidos de derecha radical reivindican para movilizar a sus bases. El Financial Times subraya que el estigma permanente genera un
ciclo perverso: cuanto más se margina a estos movimientos, más crece su
discurso victimista y su apoyo popular, debilitando la cohesión democrática .
En Francia, el Frente
Republicano sostenía desde la III República la tesis de no pactar con el Frente
Nacional/Rassemblement National (RN). Tras los resultados de las elecciones de
2024–2025, la posible coalición de Los Republicanos con RN liderada por Éric
Ciotti puso en jaque este consenso histórico, demostrando que el cordón
sanitario podía romperse cuando los cálculos electorales así lo exigían . Aun así, el Partido Socialista se negó a apoyar ni siquiera
reformas moderadas propuestas por el RN, evocando un principio de inmunidad
colectiva que más parece justificación de autoritarismo ideológico que defensa
de la democracia .
En España, Vox ha sido
sistemáticamente excluido de la gobernabilidad autonómica y nacional mediante
pactos que priorizan la contra‑mayoría antes que escuchar al 15–20 % de
electores que lo respaldan. Italia, por su parte, ha visto cómo Hermanos de
Italia (FdI) escaló al poder tras ser marginado por el cordón democrático, lo
que demuestra que el aislamiento no impide su crecimiento, sino que refuerza su
narrativa de “perseguidos por las élites” y acelera su legitimación social. En
ambos casos, la imposición del “cordón sanitario” ha llevado a cuestionamientos
sobre el propio concepto de democracia participativa y sobre la capacidad de
los sistemas políticos para integrar pluralidad de visiones sin criminalizar la
disidencia.
Un caso ejemplar es el
de los Demócratas de Suecia, quienes tras años de ostracismo, consiguieron en
2022 apoyo externo a un gobierno de centro‑derecha que implementó medidas de
control migratorio y endurecimiento de políticas de integración. Esta apertura -rompiendo
el cordón sanitario sueco - contribuyó a moderar las posiciones más radicales
del partido, demostrando que la inclusión estratégica puede inducir
responsabilidad democrática y atemperar discursos extremistas.
A continuación se
ofrece un repaso por las principales censuras, exclusiones o calificaciones
oficiales de partidos políticos en distintos Estados miembros de la UE, tanto
mediante prohibiciones judiciales como por cordones sanitarios o designaciones
de “extremistas” que permiten vigilancia o aislamiento político:
Alemania
La Oficina Federal para
la Protección de la Constitución (BfV) clasificó el 2 de mayo de 2025 a
Alternativa para Alemania (AfD) como “organización de extrema derecha” a nivel
nacional, tras haber monitorizado ya sus secciones en los estados federados de
Turingia, Sajonia y Sajonia-Anhalt. Esta designación autoriza a los servicios
de inteligencia a emplear informantes, escuchas y otras formas de vigilancia
intensificada contra la AfD, actualmente segunda fuerza en el Bundestag, bajo
el argumento de que su ideología étnico‑nacionalista amenaza el orden
democrático alemán .
Bélgica
El 9 de noviembre de 2004 el Tribunal de Casación belga confirmó la
condena, dictada por el Tribunal de Apelación de Gante, contra tres
organizaciones vinculadas a Vlaams Blok por haber incitado repetidamente al
racismo y la xenofobia, en violación de la Ley antirracismo de 1981. La
sentencia implicó la disolución del partido al perder su financiación estatal y
acceso a medios oficiales; cinco días después volvió a nacer, moderando su
discurso, bajo la nueva denominación Vlaams Belang .
Países Bajos
Tras el colapso de la coalición de 2010-2012, todos los partidos “decentes” aplicaron desde entonces un cordón sanitario al Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders, declinando incluirlo en gobiernos o acordar apoyos formales. La misma exclusión se extendió al Forum voor Democratie (FvD) después de 2020. Solo tras las elecciones de noviembre 2023 el VVD ofreció un apoyo externo que rompió parcialmente el aislamiento del PVV.
Estonia
Entre 2015 y 2019 todos los partidos del Riigikogu se negaron a incluir en coaliciones nacionales al Partido del Pueblo Conservador de Estonia (EKRE), considerado demasiado radical por su retórica antiinmigración y sus líos con grupos ultraderechistas. Aunque el cordón se relajó tras las elecciones de 2019, sirvió para aislar políticamente a EKRE durante cuatro años .
Suecia
Desde su irrupción en el Riksdag en 2010, los demás partidos suecos (incluyendo Moderados, Liberales y Socialdemócratas) se negaron a pactar con los Demócratas de Suecia (SD), heredero de movimientos neonazis. En 2020 rompió el aislamiento el Partido Moderado, que aceptó negociar apoyos puntuales con SD para formar gobiernos locales y nacionales, marcando el fin efectivo del cordón sanitario sueco .
España
Pedro Sánchez persona que ha engañado durante 8 años a la nación, no solo acusa a Vox de “extrema derecha” y “discurso del odio”, sino que sus críticos también le reprochan haber impulsado un auténtico “asalto a los sepulcros” al ordenar la exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos en octubre de 2019, una decisión polémica que, según ellos, obedeció más a su calculada estrategia de polarización y memoria histórica que a un consenso social amplio .
En sus intervenciones,
Sánchez enfatiza la supuesta amenaza de Vox, afirmando que su retórica “no es
una expresión más de pluralidad democrática, sino un intento deliberado de
crispar y enfrentar a los españoles”, advirtiendo que ese clima de tensión
podría derivar, a su juicio, en un escenario de conflicto interno de la
magnitud de una guerra civil . De este modo, asocia la moderada demanda de
seguridad y control migratorio de la derecha con un riesgo de ruptura nacional,
al tiempo que él mismo impulsa medidas -como la exhumación de Franco- que sus
detractores califican de agresivas y simbólicas “invasiones” al pasado de
España.
Italia
Aunque no hay
prohibiciones nacionales, en varios municipios y regiones democráticas se
establecieron cordones sanitarios contra la ultraderechista Liga Norte y
Hermanos de Italia (FdI) hasta bien entrados los 2010. Ambos partidos
terminaron participando en coaliciones a nivel central tras los comicios de
2018 y 2022, pero sufrieron “boicots” locales y denuncias repetidas ante la
Comisión Antimafia e independientes por su retórica xenófoba.
Finlandia
El Servicio de Inteligencia de Seguridad (Supo) incluyó entre 2010 y 2015 a Juventud de los Verdaderos Finlandeses (su sección juvenil más radical) en su informe anual de extremismo violento, lo que permitió someterla a vigilancia reforzada. La formación juvenil fue expulsada sucesivamente de varios ayuntamientos, aunque el partido matriz no fue prohibido .
Polonia y Hungría
Si bien no existen
vetos legales, la Unión Europea ha investigado a partidos ultraconservadores
como Ley y Justicia (PiS) y Fidesz por infringir cláusulas de derecho
democrático, lo que ha derivado en reducciones de fondos estructurales y
sanciones políticas. Se ha hablado de “corte de fondos” y censuras
parlamentarias, sin llegar a prohibiciones.
En todos estos casos,
la estrategia de excluir, sancionar o vigilar sistemáticamente a partidos
tildados de “extremistas” o “radicales” puede tener un efecto contraproducente:
refuerza su narrativa de persecución, moviliza a sus bases y acaba erosionando
la propia credibilidad de los sistemas democráticos que pretenden proteger
legítimamente de ideologías antipluralistas.
Rumania
Ante los hechos de prohibir
presentarse a un candidato e imposibilitar a presentarse, en la segunda vuelta,
la paradoja viene envuelta en el informe más reciente provino de una auditoría
interna de la propia Unión Europea: el Informe de Auditoría 2025 emitido por el
Tribunal de Cuentas de la UE (European Court of Auditors). Donde en sus
hallazgos revelan un descubrimiento es especialmente relevante porque proviene
del órgano fiscalizador interno de la UE, que subraya la urgencia de reforzar
la transparencia y la rendición de cuentas en toda la estructura de
financiación comunitaria. Dado que el informe para denunciar que la UE financia
opacamente y vergonzosamente con mas de 7000 millones de euros a
“organizaciones afines” a determinadas ideologías.
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