Neurosis en Moncloa.
Para Sánchez es
posible que busque a Freud por alguna razón, dado que puede creer que el planteamiento
de que el hombre como no está realmente diseñado para la felicidad, así que intenta
hacer posible e influenciar que si quieres soportar la vida, debes prepárate
para la muerte.
Atendiendo a esa
rumorología del oscuro animo del escogido, en el que se le acusa de haber sido
tratado sobre neurosis, obsesiones, melancolía y depresión e incluso se le ha
estudiado la pulsión de muerte inconsciente, es posible que observemos y
descubramos que en realidad ahora posee poco optimismo.
En primer lugar
sabemos que mantiene una –insatisfacción con la cultura- donde con soberbia contempla
que las posibilidades de nuestra felicidad ya están limitadas por nuestra
constitución. Y así sin asumir ningún tipo de compromiso y responsabilidad, piensa
que es mucho menos difícil experimentar la adversidad de la Pandemia.
El también
entiende que la vida, tal como nos fue dada, es demasiado dura para nosotros, y
nos trae demasiado dolor, decepción y problemas insolubles. Pero el nos
entretiene hablando de paisajes del pasado imaginarios y deducimos que para
soportar una vida así, no podemos prescindir de los medios que nos brinden
alivio.
Quizás quiera
implantarlos con tres tipos de tales remedios, mediante una distracción fuerte
ejercitada por los jóvenes delincuentes okupas del gobierno, a lo cual nos
permite dar menos importancia a nuestras desgracias en la enfermedad; o
bien realizar operaciones sustitutas a los cierres de economía como los ertes a
modo suyo de gratificación que reducen su carga responsable; o bien propiciando
una invasión de inmigración que les ayudaran electoralmente, aunque tengan el
costo de que se apoderen de nuestras viviendas, y que nos obligan hacer
insensibles a ellos, por una denominada “humanidad violenta”.
Así que el
reconoce con sus aprobaciones en el BOE y con su inanición que para seguir en
el poder, no puede prescindir de algo como esto.
Las reservas de
estar rodeado de idiotas,(igual más de 200 asesores) donde entre todos ellos mantienen
un romance familiar entre ellos de neuróticos,… hasta su propio asesor siente
admiración pública por el vicepresidente, tal vez por el dinero que es joven y
tampoco porque no está lejos de enamorarse de esa hipnosis de libertinaje que
ejercen desde la Moncloa.
La
correspondencia entre ambos es obvia, es la misma sumisión humilde, sumisión,
con una falta de crítica personal, tanto en relación con el hipnotizador como
en relación con el objeto legible, encontrándose estos sucesos mucho más allá
del principio de la lógica del cerebro y del placer.
Todo ello le
inducen a un continuo y oculto diagnostico
de depresión y baja autoestima, circunstancias que aunque conlleva graves desviaciones
del comportamiento normal en su vida, ya están intentando cambiar toda la
posibilidad de la felicidad por una seguridad garantizada para ellos mismos.
Y durante este
tiempo, todos ellos dejaran únicamente esa
cicatriz narcisista, que es el elemento más vital en el sentimiento de
inferioridad que se encuentra a menudo entre los neuróticos.
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