Nómada
Humanismo Digital
El hombre es un virus
para sí mismo.
Está claro que la
epidemia tiene un carácter temporal, pero, por otro lado, ahora desconcierta a
los que estudian el urbanismo, ya que la epidermis de la ciudad como predicado
de su ocupación está desapareciendo.
Ahora contemplamos
gran cantidad de la actividad del trabajo, via online, la restauración, el
comercio, la educación, el fitness, la cultura, el ocio y hasta la propia
socialización se encuentran en la red. Donde conocíamos como actividades
propias de la ciudad, tales como el trabajo, educación, ocio, ahora permanecen
en la zona más abajo en la lista de prioridades; si todo esto se sigue
cerrando, la vida pierde ese carácter que tenía de calidad urbana.
Al mismo tiempo,
entiéndase que no fue la epidemia
COVID-19 quien creó la ciudad en red, y vale la pena reconocer la actual
sostenibilidad, ya que si no hubiera existido ciudad en red antes de la
epidemia, no hubiéramos podido mantener el nivel de civilización actual.
Es obvio que a partir
de ahora todas las funciones de la ciudad continuarán su emigración de datos a
la red incluso cuando finalice. ¿Por qué entonces la ciudad?
Existe un punto de
vista generalizado entre los urbanistas de que una ciudad real tiene una
ventaja competitiva en términos de concentración de actividad humana, talento y
competencia.
Sin embargo, siempre
se ha creído que responde a una tesis nacida de la organización del trabajo en
la época industrial, cuando los principales métodos de procesamiento de material
humano eran la emisión y la filtración, donde absorbían a todos, y tamizaban a
la mayoría de las personas.
En esa creencia
urbanita, solo ha sido importante el número de personas reunidas, la idea no
tiene en cuenta la calidad de las conexiones entre las personas, pero si en la
economía financiera del intercambio, esta es una circunstancia
importante.
La comunicación real
con personas cercanas siempre es más intensa que la comunicación en red, pero
ahora sabemos por el comportamiento de la sociología que es cuantitativamente
más limitada; para la mayoría, es un círculo de no más de siete personas.
El resto son contactos
superficiales, siendo esta la clave actual justificante del comportamiento de
las actuales generaciones en la red con una inusual multitud de desconocidos
contactos.
Es una generación que
en realidad confunde una supuesta mejoría, en la productividad de contactos con el poder de
los lazos débiles, teoría que siempre existió, antes de la creación de
Internet, donde se demostraba que cuando se quería producir talento no existía
razón para creer que eran menos efectivos en línea, que en esa inabarcable
realidad de multitud de contactos.
Ahora es cuando
empiezan a descubrir la base del concepto del nuevo nomadismo, donde se
refugian insignificantes personas creativas que migran por el planeta de
proyecto en proyecto, sin estar atados a una ciudad concreta.
Ahora es más fácil
para las personas de ideas afines poder interactuar entre sí en esa realidad,
con otras personas a través de la red.
Hasta la fecha, se
pensaba que lo único que no entraba en la red era la naturaleza, pero estas
circunstancias también empezaban a ser algo importante para la humanidad
ecológicamente influenciada y preocupada, ahora se está contemplando con la
Ciencia y sabiduría de las Geotecnologías y el arte los sistemas satelitales en
sensores remotos.
Ahora parece que los
principios básicos del hábitat permanecen sin cambios, compacidad y variedad de
diseño, variedad de casas, distancia a pie de todos los objetos y la sensación
de buena vecindad que genera esta compacidad.
No merece la pena
preguntarnos individualmente, si esto continuará cuando termine la
epidemia. Aunque ahora observamos que la ciudad visible desaparece, si
bien es cierto pero permanece en la cabeza de la gente común.
Pero los habitantes
del extrarradio de las ciudades ya no son hombres que trabajen en el sector
primario, son habitantes de esas entidades menores y llevan marcada la imagen
televisiva de la ciudad en la cabeza y es algo que no encaja en ninguno de los
términos tradicionales de arquitectos e historiadores, y es que para muchos de
ellos y cada vez más existe una alternativa real a la ciudad, probada en cualquier
época, -Una casa de campo, legado de generaciones pasadas- que se convertirá en
la residencia principal y el único lugar permanente para la gente del nuevo
humanismo digital.
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