Caricias, regálame tu
sonrisa
Las personas, utilizando
su orden intelectual, evalúan, y se sienten íntimamente impresionadas, en
conformidad, a como trasmites lo que piensas, cuáles pueden ser tus convicciones, y valores, como de limpio, pueda resultar tu corazón, o bien, cuál es tu trato, hacia los demás, algo que dignificará, tu humildad, como persona, y también
logrará, alimentar tu espíritu y tu intelecto.
Dado que siempre, existen
confluencias, donde los juicios falsos, o bien los errores propios y ajenos, pueden
alentar y resultar ser, imperfectos para nuestro espíritu, y aunque, no resulten
estéticamente ciertos, siempre gravitan entre lo feo y lo horrible.
Sin embargo, existen virtudes
adquiridas, como el afecto, la estima, o las caricias, que aunque sean
perfectas y meritorias, tienen a menudo poco encanto estético. Porque el amor,
que se balancea, como imperfecto, es relativo, depende del grado o medida que
sirve para apreciarlo.
A pesar de que lo
imperfecto, en el sentido de comienzo, no tienen nada de común con lo feo.
Y solo las personas,
que experimentan, sonrisas o las caricias en su piel, saben que estas, son como
melodías, y que con ellas, serán propensas a sentirse abducidas, sostenidas y arropadas,
con o sin escalofríos, meditando sin rubor ese desahogo y un bendecido adormecimiento,
en el ritmo, de las palpitaciones de su corazón.
La poesía, como las
caricias, te hacen abandonar el pasado, las excusas, los miedos, las etiquetas,
son interpretaciones del mundo, pero las interpretaciones de las caricias, parece
que no nos darán, nunca aquel sentido intimo de las cosas que nos dan las interpretaciones
de la poesía, dado que se dirigen a un sentido limitado y no a una facultad
entera, aunque el corazón sea una parte dueño del mundo.
Pero las caricias y
esas sonrisas, aunque no las conozcamos, indudablemente, nos ayudan a mejorar
los pensamientos, la expresión, el temperamento y nuestras sentidas emociones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario