Sólo dos preguntas.
La mayoría de las
interlocuciones, políticamente pactadas, para establecer, sólo dos preguntas, se
resumen en el seguimiento, de esta paradoja,
"¿Estabas vivo antes?, y bien ¿Seguirás muerto
después?"
La malicia, es que este
tipo de resoluciones, que resultan importantes, se toman, en los primeros términos,
destituyendo la ciencia del periodismo y la experiencia, cuando aún, lo que
resultaría suficiente, es tener mayor prudencia y una mejorada madurez.
Institucionalmente, nuestros
representantes, bajo esas circunstancias, no debieran de poseer miedo, o pánico
escénico, porque las preguntas, no se faltan a sí mismas, y porque se defienden
con el corazón, al ser este principio de la vida y rey de los demás; excusando,
lo inevitable, con el cerebro, dado que este, a su vez, es asiento del
discernimiento y acierto, y resulta más que válido, dado que respondiendo entre
ambos, el corazón representara su valor y el cerebro apoyara su mucha estabilidad.
Pero siempre hemos de
recordar, que además de lo extremado del gusto, una adecuada comprensión, de
todas las circunstancias que se requieren, suscitaran el acierto personal.
Ya que, es la pasión
enemiga declarada, de la cordura, y por consiguiente de la elección, porque
nunca atiende a la conveniencia, sino a su egoísmo, y estima más salir con su
antojo, que con el acierto.
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