Cambiar el chip
En la actualidad, el
grupo ministerial, junto con los asesores y colaboradores, que se obstinan, desde
hace más de tres meses, en desempeñar un trabajo, desgraciadamente de momento
desconocido por ellos mismos, y por todos, resultando que esos fecundos
artífices, en el equilibrio de la incompetencia, con tan escasas luces, tienden
a organizar “mesas“ ante todo, tales como si de una partida de cartas se
tratare, o bien se predispusieran a efectuar ejercicios espirituales, o
espirituosos, dado que con sus vistosos brillos, en esta continua comedia,
pretenden alumbrar el ortzimuga, pero sin embargo caminan a oscuras y se
pierden en sus propias contradicciones.
Profetizan idearios, que
coinciden en el delirio de suponer arrogantemente, que el mundo necesita de
remedios tales que enmienden, y restauren de una vez, y para siempre la obra
elaborada entre abnegaciones y codicias, victorias y derrotas, á través de las luchas
de la humanidad, desde la creación hasta nuestros días. Pero mantienen la
negación del individuo y al mismo tiempo procura la destrucción de toda la
sociedad.
Tienden a silenciar las
opiniones opuestas, y procuran sembrar esplendidas semillas en campos, que han
de fertilizar las creencias deshechas, volcando la manipulación de las
instituciones, y renegando de cualquier ciudadano digno y honrado, que pudiere
hacerles frente de tamaños dislates, ante cualquier ofrecimiento del cómodo
disfrute de lo superfluo.
Al inicio, procuran
tratar ideas engalanadas al presente con brillantes lustrinas, pero todas las
carencias irán apareciendo, como la negación de la propiedad individual, la inexistencia,
ni garantías de seguridad personal, ni organismos protectores o previsores, ni
nada que pueda representar a una constitución seria, regular y ordenada del
Estado.
También sabemos por
experiencia, que ese buscado después, y durante mucho tiempo, se pierde en el
rastro de las buenas enseñanzas, que hubieran de servir de base para la
pacificación social, y al bienestar de los ciudadanos, condenados sin duda, al
constante vaivén del error y la torpeza, donde aparecen y se reúnen en este
gobierno de coalición, las utopías y las impiedades, como frutos malditos de
una epidemia de locura.
Y continuamente, suenan
voces de ira y amenaza contra todo lo existente, según los órganos del
nihilismo social-podemita y la anarquía. Donde la ley es tiranía, y la
propiedad es robo, con incautación y censura, buscando esa visible guerra de
escrache, y de escaramuzas, pero no de batallas. Y consisten en asaltar la
opinión, censurar inquisitoriamente las redes virtuales, que no son oficiales,
y apoderarse de todo en nombre de todos…. Para crear otra sociedad cuya organización
daría inmediato motivo a iguales quejas, a los mismos despechos e idénticos trofeos.
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