Otro secreto letal
Recordar los elogios,
que proferían las fuentes gubernamentales aludiendo, que el país tenía la mejor
sanidad del mundo, ha alimentado siempre la línea de estimulación, y confianza
correcta, que cada ciudadano poseía y mantiene, en el sistema sanitario.
Sin embargo, paralelamente,
y como experimento, hemos observado, como puede resultar posible, conseguir una
actitud gubernamental negativa, anacrónica y dictatorial, para llegar a lograr descontrolar,
todo un proceso, no manteniendo criterios ecuánimes, y haciendo perder el total
control, de una situación social, ante una enfermedad, que se convierte irreversiblemente
en la anunciada pandemia.
Los integrantes del
propio sistema sanitario, se ha visto y se ven avocados, a mantener la cordura
diaria, ante el continuo peligro de contagio, con personas de experiencia y formación
poco profesionales, en las que se ha venido observando una nefasta gestión en
su cometido, resultando inapropiada e inadecuada, para resultar estas personas,
antes e inciertamente después, representantes del bien común de los humanos.
Es lógico creer que el
sistema sanitario está exhausto, presionado, con miedo, con un cansancio
acumulado insospechado de tanta tensión, olvidado de cualquier tipo de
estimulación ajena, donde de forma miserable el ejecutivo los sigue ignorando, tanto
o más como al principio, mirando a otro lado insensiblemente.
Estas circunstancias,
se circunscriben y propiciarían un pacto con el sistema sanitario, en un régimen
y un orden social adecuado, dado que todavía no se han atrevido hablar, creo
que por desconocimiento, desinterés y falta de responsabilidad, de las secuelas
tanto sanitarias y sociales que procuraran la enfermedad.
Distraer efectuando, un
fake-pacto de remoncloa, o reconstrucción, donde se logre justificar la
irresponsabilidad política sobrevenida, es tan ridículo, como querer jugar al tenis con
un balón de futbol. Y sin darse cuenta, siguen sin asimilar que el sistema de
seguridad jurídica y política, no mejorará por la limosna de unas mascarillas.
A tener en cuenta, en
primer lugar, se han antepuestos justificaciones y criterios filosóficos, frente
a sanitarios, donde la picaresca española surgida como consecuencia, de la
carencia de material de protección individual y seguridad, necesario
fundamentalmente, en las fuerzas del orden, como en el personal sanitario, justificaciones
que han obstaculizado la adopción particular, de sistemas de protección, por los
mismos interesados, bien por carencia, fallo en el eslabón de suministro, y
bien por el miedo a una prematura valoración social de alarmismo.
Circunstancias que han dando
lugar, a que las medidas personales, que pudieran adoptar particularmente fueran
sancionables, tal vez, para no contribuir, bajo el prejuicio del alarmismo
social, o bien dado que esos materiales de protección carecieran de homologación.
Aún así, reconoceremos
la bondad de la picaresca anónima, porque ante todo, hay que sobrevivir, y porque
muchas personas demandan protección y no quieren infectarse, y esa realidad está
procurando fabricar sin homologar, es decir sin ese control, dado que te pueden
arrebatar y confiscar el material, es decir tu salvoconducto de vida.
Porque has de saber,
que si te infectas, tan sólo figuraras temporal y transitoriamente en la lista total
de contagiados, hasta que, o bien te recuperes, o bien fallezcas, matándote suavemente
y contribuyendo al olvido, en la invisibilidad del problema.
Y tan sólo podrás mostrar,
una mueca de tu sonrisa, observando al ejecutivo decir, que esta guerra la
ganamos entre todos, y es verdad, a pesar de estar ellos.
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