Otra vez, el socialismo
utópico.
Todas las utopías son
semejantes en su esencia, y muchas hasta en sus detalles y accidentes. Donde
siempre buscan la misma aspiración, siempre el mismo sueño, siempre la misma
quimera. Llegar a una sociedad fantástica, invariable, eterna, gobernada por
las restrictivas leyes de la simetría.
El primer utopista fue Platón
en la filosofía griega, y en la esfera del pensamiento socialista, y propicio la
primera noción del socialismo puro, donde aprendieron los griegos en las
instituciones orientales, nociones que les sirvieron más tarde, para formar en
el terreno de los hechos, las doctrinas políticas y civiles, que llevo Licurgo
a las leyes de Esparta, las cuales engendraron el comunismo aristocrático.
Y no es necesario,
definir el socialismo utópico, porque la significación propia y genuina de este
adjetivo, de uso corriente y vulgar, da su concepto cabal, con toda claridad. Dado
que entendemos como Utopía el lugar que no existe, y mucho más tarde será el
comunista inglés Tomas Moro en su libro Utopía, donde nos describe una
república imaginaria, cuya doctrina que halaga en teoría, resulta imposible su práctica.
Ahora la temeraria incompetencia
del gobierno español, nos están llevando a una época de oscura persecución y lóbregas
catacumbas, en primer lugar financiando medios afines de comunicación, con el dinero
público de todos los ciudadanos, con el único fin, de que se le alabe su nefasta gestión, y en segundo término, lograr perseguir y anular,
a los que son contrarios a su pensamiento.
Siendo esta aportación económica,
unos millones de dinero no desdeñable, que bien debiera emplearse en abonar el
esfuerzo del personal sanitario, como lo realizan otros países, como en Rusia,
o bien efectuando la adquisición de equipamiento sanitario, pero que resulte de
consistente validez, sin embargo, prefiere presentarse como un irresponsable pordiosero, y mendigar en las instituciones europeas, donde apela a una caridad solidaria, haciéndolas
sentir culpables, conscientemente de sus propio error.
También, se intenta
confundir a las honestas, y sufridas personas, pretendiendo ahora reeditar,
como un hecho necesario e histórico, unas nuevas cartas de naturaleza,
similares a las efectuadas en 1977, las denominadas en Los pactos de la Moncloa,
como si esto fuere un juego de parchís, Remoncloa por Covid-19, y tiro porque
me toca.
Razonamiento que únicamente
se sostiene, dado que el actual gobierno
de coalición, desea el absoluto poder, con su indudable prepotencia de esos
ideales, mantenidos y sostenidos en este pretencioso, y silencioso crimen a la
democracia, a pesar de no haberse hecho responsable, y cuidado a la generación
de los mayores, en esta crisis aún sanitaria, llegando con desfachatez, incluso
a ocultar el número de muertos, ya que ese anterior pacto, para ellos contienen
la esencia de muchos imaginarios errores.
Las verdades como las flores,
prevalecen sobre el mundo pagano,
la espiritualidad sobre la utopía,
la palma como ofrecimiento,
o el puño en enfrentamiento.
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