Juntos no!… existe
virus
La inspiración sublime
del alma, brota como amedrantada, cuando el cuerpo vive esclavo. La lucha es su
vida, la fe su combate y su esperanza su sueño. Pero algunos miserables de
gobernantes, que se exhiben y se adormecen en sus blindados y dorados
palanquines, procuran que esas circunstancias a los ciudadanos, las vivan con
una mirada de benevolencia y bondad, mientras tanto, para los mismos
ciudadanos, serán sufridas, sin importar desde luego su procedencia, donde todos
ellos coincidirán, en un sólo hecho, en vivir rodeados de privaciones.
Privaciones tan elementales,
como puede ser el uso y la obtención de las mascarillas, útiles en determinados
momentos, para protegerse elllos mismos y sus congéneres, ante la amenaza de la
pandemia, sea a bien un ciudadano, un médico, sanitario o un miembro de las
fuerzas de seguridad, en cumplimiento todos ellos de su deber, que es el mismo
para todos, ”No ser propagador del virus, aunque no estés seguro de ello“.
Pero, la idea de los
tiranos, que creen, que su identificación está más cerca de la excelencia, en
realidad constituye una supremacía sobre los demás, adulterando la humildad y la fe de los
ciudadanos en un más allá real o fabuloso, y sin escrúpulos expresan lo pensado,
posiblemente, hace más de un mes,“ nos han timado, pero mañana llegaran más”;
porque en realidad, toda esta desconsiderada secuencia, sospecho que es el desarrollo del
progreso, en la perezosa gestación del adelanto, en las entrañas de la
indiferencia.
Un progreso, que hierve
y que ruge ansiando su dilatación; progreso, que se cierne como inmenso nublado, sobre las torres de los aeropuertos internacionales, donde se retienen
importantes mercancías, como respiradores para los hospitales, para lograr salvar
vidas, ”ni que los aviones con urgente transporte, fueren drones y tuvieran que
hacer escala”.
Este desenvolvimiento
intuitivo de las ideas, serán las peculiaridades de la triste historia de este insidioso
gobierno, donde el reflejo, no es más que la antítesis eterna, y el contraste
colosal de los diluidos misterios, donde palidecen crepusculares sus lamentables
aberraciones.
La inconsistencia de explicaciones, son tan sólo,
sonrisas de ultratumbas y fomentos de embustería
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