REFERENCIA APICE

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miércoles, 29 de abril de 2020

Popularizar los principios....... 10 Sucessos



Popularizar los principios

Observamos atónitos, como algunos gobernantes hasta la fecha desconocen si las palabras bien y mal tienen alguna significación; si la misericordia , hacia las personas enfermas, y personal sanitario, que nos atiende, es superior a la crueldad del desabastecimiento y el abandono, la justicia  constitucional a la injusticia, el error a la verdad, la luz a las tinieblas; si nuestras vidas han de tener razón de ser y han de significar algo más, que la improvisación, el  miserable instinto ciego , y poco reflexivo del bruto, es preciso que exista una realidad humilde, sin filosofía, que desarrolle un buen hacer, en el que las contradicciones se resuelvan en una esplendida armonía. Pero no hay talla, porque prefieren vivir en un sumidero mental atormentado, fomentando la división de todos.

A estas alturas, entender lo ocurrido no alcanza nuestra razón, tampoco nuestra paciencia, pero sin embargo llega nuestra fe, que por su naturaleza misma, procura al mismo tiempo, que la razón, sea incapaz de comprender, y determinar las farsas justificaciones, que se pretenden efectuar, y que se encausan englobándolo en un problema del mundo, y sin embargo se busca la contradicción, en la acertada actuación en el mismo origen de las circunstancias. Porque en ello reside el acierto.

Reconocemos, que nuestro entendimiento es más poderoso, y eficaz en este orden, que nos quieren dibujar, con datos de realidades relativas, derivadas, e inmediatas, por decirlo así, de una trama inconscientemente delictiva, elevándose sobre los fenómenos pasajeros y sobre la inmoralidad o la indiferencia repulsiva de la vida, persiguiendo tan sólo la satisfacción de sus indeseables anhelos. Tan sólo por seguir dirigiendo, aunque sea sin principios.

Ahora, se desea reclamar como lo más esencial, aunque se siga despreciando al colaborador, exigiendo y no por primera vez el orden de los afectos, de las pasiones y de las ideas capitales, que debieran ser norma de esa nueva conducta, en la que nos quieren obligar sin razón, a un porvenir desconocido.

Pero lo confesamos con cierta tristeza, hemos escuchado la misma voz, el mismo sentido de embuste y los mismos desafectos, sin haber logrado una enseñanza o un consuelo, donde la mayor causa, ha sido la falta de empeño, de estímulos y de riquezas morales para lograr mejorar la situación. Lo que les demuestra una incompatibilidad de cualquier propuesta evolucionista.

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