Distopía del Gobierno
Los componentes del
sistema sanitario español, están realizando un trabajo sólido para evitar una
catástrofe inmediata. Pero el coronavirus ha golpeado con una escala, y
ferocidad sin precedentes, su propagación es más lenta, después del
confinamiento, pero sigue siendo exponencial, los casos aumentan cada día. Y de
momento, no existe cura, y los que han sido afectados, cicatrizan con graves
secuelas.
Durante la expansión
del virus, los básicos suministros médicos, apenas han existido, y han sido
insuficientes para hacer frente a la ola de casos. Ya se han contagiado más de 20.000 sanitarios. Las unidades de
cuidados intensivos, figuraron cerca del colapso, y más allá, se abrieron
nuevas instalaciones provisionales sanitarias, por la distinta geografía por
sentirse abrumados.
Las pruebas actuales,
según comentan, parece que son inadecuadas para la tarea de identificar el
alcance de la infección, la serología no diferencian el IgM o el IgC, por
adquirir equipos impropios, y las pruebas
de test son escasas o inexistentes para revertir su propagación.
Aunque en realidad, la
prueba final será si la propagación del virus puede ser detenida, y luego
revertida de una manera, y en una escala que mantenga la confianza pública, en
la capacidad de los actuales representantes políticos para gobernar.
Pero el esfuerzo de
crisis, por extenso y necesario que sea, no debe desplazar la urgente tarea de
lanzar una previsión paralela, para la transición al orden posterior al
coronavirus.
De siempre, se ha
observado, que las personas suelen ser coherentes, y prosperan con la creencia,
de que sus instituciones pueden prever calamidades, detener su impacto y
restaurar la estabilidad. Pero el problema actual, es que ya antes de que
se termine esta pandemia de Covid-19, se viene constatando y `percibido que las
personas al frente de las instituciones de este país, dudan, no están preparadas y han
fallado.
Aunque este juicio es
objetivamente justo, es irrelevante, para el actual gobierno.
La futura realidad, es
que el mundo nunca será el mismo después del coronavirus. Y solapar ahora significaciones
políticas ancestrales, y actuaciones como se han efectuado en el pasado, solo
hace que sea más difícil hacer, lo que hay que hacer.
El mismo premio nobel Kissinger,
en su momento hablo sobre la forma de gobierno y nos recuerda que incluso los filósofos de la
Ilustración, erigieron esta estructura antediluviana hace mucho tiempo,
explicando que el objetivo de un estado basado en la ley, no es fortalecer el
poder por el poder, como ahora aquí se pretende y tampoco el poder externo,
sino satisfacer las necesidades fundamentales de la población: dar seguridad,
orden, prosperidad económica y justicia.
Porque, si bien el
asalto a la salud humana será, con suerte, temporal, pero la agitación política
y económica que ha desatado, podrían durar varias generaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario