Misteriosos Indicios
Buscar, la débil razón humana, en los diferentes
acuerdos de un gobierno, detallaremos, que siempre se encuentran, en una lucha
perpetua por conseguir la realización de su objetivo propio, queriendo buscar algún
conocimiento claro y evidente de la verdad; pero frecuentemente se oscurece la luz
brillante, que debiera ser su innato distintivo, y como consecuencia, llega por
esta causa a resultados opuestos diametralmente, á aquellos que buscaban con
afán tan incansable, y con tan noble y legitimo entusiasmo.
Porque, existen muchas causas, que violentan
muchas veces la razón, y entre ellas podemos describir, la degeneración de las
facultades del estado de ánimo, el apagamiento de las energías espirituales del
alma, la perniciosa influencia de contactos asfixiantes y venenosos, donde
frecuentemente, extravían el sentido común, deduciendo que las premisas ideológicas
atendidas, resultan y son completamente ilógicas.
Debemos reconocer, que la verdad, fuera de sí
misma, resulta siempre invariable, pero para ello, debemos ser especialmente críticos
y trascendentales, donde debemos reconocer los fundamentos originarios, de las
propuestas o idearios, y de su valor actual real, en sus afirmaciones y contradicciones,
efectuando una crítica especial de las facultades cognoscitivas, en todas sus
fases y formas, discutiendo ,y fijando sin prisas, la posibilidad, las fuentes
y las condiciones en ese momento del conocimiento.
Porque para averiguar, el conocimiento de la
sociedad, hemos de entender, que el mismo se compone de un elemento empírico y
sensible, y de otro racional y apriorístico; donde la materia, resultan ser sus
intuiciones sensibles, y la forma será la expresión de los conceptos e ideas. Y
a todo ello, sumando el fundamento y la razón suficiente de la universalidad,
en el conocimiento científico o de ciencia.
Y ante cualquier justificación, de un nuevo
y misterioso indicio, deberemos siempre contemplarlo mediante la estética, la
analítica, y la dialéctica; y esto, nos
procurará, estudiarlo por la facultad de sentir, también examinando su
entendimiento y criticando su razón.
Dado que la especialidad intuitiva, por lo
general, como sólo piensa por medio de ideas incorpóreas, y aunque pretenda
sentir la realidad de esa imaginada perfección apetecida, no sabrá cómo
conseguirla.
Luego de siempre, la intuición de una verdad,
precede a su demostración. Dado que el entendimiento no adivina, y la
imaginación sólo alcanzará la virtud maravillosa de penetrar en los misterios
de lo que está por venir, y de realizar, lo que el mundo no ha visto todavía.
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