REFERENCIA APICE

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martes, 3 de marzo de 2020

Procedimientos de relación ..... Hoy en el metro


Procedimientos de Relación

Salvo en España, que sin duda alguna, sigue bajo el auspicio de la rosa de oro y de la jurisdicción de una economía política, en ningún país, se duda en que la Industria Tecnológica y sus obras, es decir los productos de las artes mecánicas, sin exceptuar las hermosas artes del renacimiento como fueron, la Pintura, la Escultura, la Música, y el Ingenio, intentan mantener un carácter económico; y toda la burla o dificultad, aunque no es, sin embargo, insuperable, consiste en distinguir, este carácter, que sostiene toda técnica ingeniosa, en ser un conjunto de procedimiento simplemente tecnológico, ó bien artístico, estableciéndose así, los límites respectivos, de la tecnología y la economía, resultando esta, la ciencia del interés personal.

Si nos quisiéramos, preguntar cuál es la causa, y origen de los fenómenos económicos, deberíamos entender previamente, como la actividad que es compartida, por el alma o llamado espíritu, así como, por el cuerpo entendido como materia.

A su vez deberemos observar que los caracteres distintivos, de todo acto económico, esencialmente humano, han de basarse en la actividad en sí misma, en su fin, su móvil, y en su ejercicio.

Analizaremos, que con unos matices de psicología, logramos examinar la actividad, como uno de nuestros atributos esenciales, de nuestro espíritu, mediante la Ética, redescubrimos la filosofía moral existente, por medio de la sociología y el derecho, centrándonos en la investigación del fin y el móvil de esta actividad. Y por último, con el resto de las artes liberales dedicadas a la tecnología, la industria o a la presentación y al desarrollo de la actividad humana, estudiaran el ejercicio de la misma.

Donde la tecnología, en realidad es el resultado de investigaciones complejas y solo aunque aparente no estudiar, en las obras humanas, sino el bien individual, aunque lo realizan con efectividad, también suelen examinar especialmente las cualidades físicas y materiales, sin considerar si estas son buenas o malas en absoluto,  si sirven o no para el bien propio, del que las ha producido, subordinándolos a la ley suprema de todos nuestros actos.

La obra, es hija de nuestro pensamiento, nada trasciende fuera de nosotros, que no haya sido concebido, previamente en nuestro espíritu; nuestras manos, no hacen más, que ejecutar, los mandatos de este, y la obra será, más o menos acabada, donde le aplicaremos más o menos belleza,  y resultará más o menos útil, según la inteligencia y el ingenio esté más o menos desarrollado.


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