Irresponsabilidad tóxica
La inmoralidad pública,
será la causa principal, de nuestra próxima revolución; La revolución del 68, renovó
el aire, pero no purifico la sangre. Dado que, quienes transigen con la
inmoralidad pública, o la consideran como un mal irremediable, argumentan, que
es un achaque de todo el mundo, pero no dejan de conceder, que España, es uno
de los países peor administrados, a causa de las desigualdades, existentes, entre
los ciudadanos, de sus autonomías, y que, en lo referente, a aquella desdicha,
como se contempla actualmente, en la crisis sanitaria, donde se ocultaron
datos, o bien, se jugó a centralizar, o descentralizaban compras urgentes, de
equipamientos de protección, con todo ello, hemos descendido al nivel más bajo,
que se conoce, con índices de contagios , muertos , abandonos de huérfanos y de personas mayores, nunca visto.
Por otra parte, se
observa, en este país, donde a la mayor dosis de inmoralidad, le acompaña, el
mayor desbarajuste administrativo posible; que posiblemente no se observe, en
otra nación civilizada; y también se agregan, la indolencia en las propuestas
políticas, y la estupidez en grado sumo, estableciéndose a no cumplir cuarentenas;
no suministrando y prohibiendo utilizar medios de protección a las fuerzas de
seguridad, o personal sanitario de contención médica, de funerarias, y también, efectuándose exclusividades de
pruebas diagnosticas reiterativas, sobre tan sólo algunas personas, salientes
políticamente.
Luego esta nación, de
momento, ante las carencias, los Decretos y el estado de alarma, tiene que arrastrase,
encerrado en este dilema funesto: o no salir de esta acción despreciable, sin
influir para nada, en los destinos del mundo, o regenerarse por medio de una
fuerte sacudida.
Necia y manifiesta
injusticia, sería culpar a las editoriales de prensa, de este infecto ambiente
de corrupción, pues siempre se ha dicho que cada país tiene el gobierno que
puede comprar y se merece, tolérenme repetirlo aunque sea una vez más. Ya que,
de sangre corrompida, no puede salir más, que infecciosos deletéreos.
Hemos de recordar, que
el gobierno, corresponde a las inteligencias más altas, y de mayor honradez; y
España, en la situación a que ha llegado, necesita con urgencia regenerarse
radicalmente; donde ha de llegar pronto, un periodo de regeneración social, con
gobernantes de suficiente firmeza, con los necesarios talentos, para marcar nuevos
derroteros, a la Administración del Estado, y para enseñar al país, como debe
entenderse el respeto y la honorabilidad, y por qué lado, debe de caminar, para
alcanzar las virtudes cívicas de que carece.
Y el momento oportuno
de la tamaña sacudida, no puede ser otro más que el de la liquidación de la
insostenible y desdichada coalición de gobierno.
Prefacio del pueblo español.
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