REFERENCIA APICE

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viernes, 20 de marzo de 2020

Primavera ilustrada..... Me Enamora


Primavera ilustrada

El ruido del viento, el murmurio de mar encrespado y arrogante, el estampido del trueno, las mudanzas del sol y de los astros, los cambios de las estaciones, los misterios de la vegetación, la lluvia, el arco iris, todos esos movimientos impersonales de la naturaleza, donde las sociedades primitivas, les otorgaban una significación sobrenatural a cosas bastante indiferentes, dado que esos fenómenos se consideraban como expresión de los dioses inmortales.

Así que, de este tipo de creencias, trajeron el arte augural, las aguas lustrales purificadoras, los colores benditos, los animales sagrados y toda esa significación de agüeros y supersticiones, donde algunos de estos ejemplos han llegado hasta nosotros, como la fatalidad del numero 13, las virtudes del numero 7, el trébol de 4 hojas, lo infausto de la sal derramada, los sortilegios de la lluvia, los hechizos y la virtud de las drogas que cuando se queman a medianoche, fuerzan la voluntad de los hombres y los obligan a amar, o bien, los conjuros para evocar los espíritus, la magia, el espiritismo.

También hablamos, de ideas claras y obscuras, como si de nuestro interior, hubiese faros encendidos o bien apagados; de pensamientos profundos, de conceptos sutiles, de sentimientos que dejan rastros, como si todos los fenómenos del ser humano, fueran análogos a los de los cuerpos sin vida. Cuando en las luchas sociales, aplicamos a los principios políticos, los afectos que nos causan nuestros amigos o adversarios. Donde los territorios agitados, personifican sus odios, mientras el militar ama su bandera.

Así adorando las formas, llegan los humanos a creer sacrilegio, el pensar en la esencia de las cosas. Y siempre encuentran el mismo escollo, donde el error de la imaginación, contagia las intuiciones del entendimiento.

Pero nuestro entendimiento, es poderoso y eficaz, en ese orden de realidades relativas, derivadas, inmediatas, por decirlo así, que componen la trama de la vida, pero el problema de nuestro origen y destino, la razón de la vida misma para quien, elevándose sobre el fenómeno pasajero y sobre la inmoralidad existente, o la indiferencia repulsiva de la naturaleza humana, persigue la satisfacción de sus más nobles anhelos,  y solo se ilumina y se descubre con la luz de la constancia, chispa divina, que por medio de la sabiduría, nos acerca a la inteligencia ilustrada.


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