Manteniéndome vivo
Es un fenómeno extraño
y un hecho digno de llamar la atención, y siempre suele ocurrir, que en las sociedades
humanas, no suelen ser conscientes de advertir movimiento alguno, notándose,
sin embargo por el contrario, cuando se produce una paralización y se establece
una monotonía.
Esta uniformidad
contrastará visiblemente, con el agitado movimiento y la singular actividad,
que dadas las indistintas investigaciones de actividades y las tecnologías
traen consigo, y pugnaran con ahínco por arraigar para sí, toda la sabia
civilizadora.
Observaremos en esos
instantes, sin que la inteligencia, pueda desenvolverse adecuadamente, ante el
estrecho margen, que se ve reducida, por causa del audaz progreso y la impulsadora
cultura, que se extienden con muy rápido vuelo, sin otra intención que cambiar
la faz y dar nueva vida, sin necesidad de tener que morir en antiguas glorias o
añejos recuerdos.
Y siempre parece un
destino, en las variadas evoluciones del progreso, el temporal eclipse, de las
verdades morales, indispensables al concierto social, y desdeñadas por la
condición humana. Donde constantemente marcan sus obras con el sello de la
fragilidad y la ambición.
Resultando el mismo
proceso correspondiente, a cuando una exageración negativa, será el producto de
una afirmación exagerada. Mas por esto, es cuando la libertad establece la autonomía
de la conciencia, y ese mismo racionalismo, nos enseña a buscar la razón en el
certamen de las nuevas realidades.
Siempre reconoceremos nuestro pensamiento espiritual
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