X 17, La quinta fuerza del alma
Cada época en la vida, de la humanidad, tiene el carácter que le
imprime las ideas, predominantes en ella, dando inspiraciones a las artes y la
música, configuración de las leyes, normas a las acciones y luz a las
conciencias.
Aunque todas las épocas, tienen también sus problemas, porque la
inteligencia humana, es un campo de lucha, de donde salen forjados por dudas y
contradicciones, nuevas ideas y elementos nuevos, que pugnan sin descanso, por
infiltrarse en la realidad de la vida, modificando las creencias, reformando
usos, costumbres y leyes.
Así, si con objetividad, observáramos, que para la naturaleza, el
tiempo no es nada, no es nunca un obstáculo, ni una dificultad, consideraremos
que lo tiene siempre a su disposición y es para ella un medio sin límites, con
ayuda de la cual ha hecho las más grandes y las más pequeñas cosas. De esta
manera, podremos asumir la existencia de la nueva partícula X17, fenómeno, que
no puede ser explicado, bajo el modelo actual estándar, de la física de
partículas, una teoría relativista, que describe, la estructura fundamental de
la materia y el vacío, tomando en cuenta las partículas elementales,donde se
cree, que en el momento en que el átomo, se desintegra, el exceso de energía
producido, crea brevemente una nueva partícula desconocida, que rápidamente se
descompone en positrones y electrones.
Porque la verdadera razón, es que el tiempo no es nada en sí; es una
representación subjetiva de la sucesión de las cosas.
Y sin embargo, es tal en nosotros lo intenso y profundo de esta noción
elemental, tal vez, heredada de la superstición, de nuestros remotos
antepasados, y que en este sentido ha llegado a considerarse una verdadera idea
innata, que nos impide, poder separar la idea, de la existencia, de un espacio
enteramente vacío, de la idea del tiempo, y esto es lo que han apelado, como la
prioridad temporal, ante algunas de las huellas de la existencia.
Con cierta limitación, la peor de las ilusiones es la de creer, que se
explica la finalidad de la naturaleza orgánica, recurriendo a una inteligencia
inmaterial, imaginada a nuestra semejanza, y que obra cual nosotros en virtud
de determinados fines. Y aunque el conocimiento es la experiencia, toda
experiencia es percepción, y esta tiene dos modo de ser, externa e interna, o
sea sensación y reflexión.
No obstante, la vieja alma de la humanidad, permanecerá inaccesible, en
sus misteriosas profundidades, donde el espíritu y el conocimiento de las
cosas, se entenderá, mediante nuestras propias facultades.
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