Ruido por acatamiento.
Muchas veces, la
costumbre de pensar por otro, en nuestro beneficio, y de conceder la autoridad,
a lo que sólo a la razón corresponde, es el esquema y resumen, del problema, que
se nos plantea en la actualidad, es decir, el conocimiento, de las circunstancias y cosas,
que sólo se adivinará mediante nuestras propias facultades.
Sin embargo, las
circunstancias producidas, sobrellevaron, a que las actas taquigráficas, recogieran que el ruido existente en el salón, hiciera imposible escuchar, si varios diputados, llegaron a acatar la Constitución, siendo este un acto necesario, para poder
formalizar su condición de parlamentarios; un procedimiento natural, con
similitudes al del funcionario.
Si prometo, si juro, es
un modo de conocimiento de las cosas tales como son, y no como nos dicen que
son; porque dar por supuesta otra posibilidad, en primer rasgo, no tiene ninguna otra suposición, dentro de un cauce dogmático.
Recordando. que es el
tiempo, y no el ruido, el que produce y devora todas las cosas, dado que no se consiente, que subsista un vestigio, de cualquier conocimiento, que no resulte verdadero o
infalible, al que es, el deber exclusivo de uno, el que nos faculta, en la sensibilidad y
la razón del espíritu humano.
Es de siempre, conocido y
de un modo cierto, que no se puede permitir, ruidos e interpretaciones, que nos
dé pie a dudas, ni tan siquiera permitir, la entrada á la ilusión y al engaño,
que nos aproximen al abismo.
Dado que, en la vida
lógica y real, es donde se producen nuestros instrumentos sensibles de
interpretación, es decir el pensamiento, que actuará como sostenimiento, de
cualquier base lógica, donde debe reunirse el carácter empírico y racional.
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