Quédate
La predisposición, de
ofrecerse contemplaciones y regalos, es un reconocimiento mutuo de afecto
e integridad; y para que, se comprenda fácilmente la índole, de esta armonía, señalaremos que con el objeto, de que nadie
dude, que sólo el propio sostenimiento, del interés de las personas, puede
hacerlo pródigo y sin censuras para actitudes de oposición.
Estos deseados consuelos,
podíamos calificarlos, de ser unas reglas de expresión, con cierta magia,
figurando ente las genialidades, que nos ofrece la vida y el pensamiento, y que
están exentas, del preceptismo convencional, sino que responden a actos
reflexivos del buen gusto, donde la inspiración aprecia conservar esos
momentos, donde adivinamos la contemplación del alma.
Cuando ofrecemos, sin
impurezas la realidad, hacemos nobles las pasiones, sorprendemos con lo
inesperado y virginal, y aunque dominemos, con el interés de las ficciones,
descubriremos lo moral, en lo verdadero, y todo lo bello en lo grande,
adivinando los placeres y haciendo sentir por la delicadeza, muchas sensaciones
en un solo goce.
Son impresiones de
almas privilegiadas, que se conmueven y se enamoran libremente.
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