Herencias invisibles
Aristóteles, siempre
condenó las aglomeraciones urbanas, sostenía que independientemente, que no eran
compatibles con el orden público, definía que daban demasiados artistas y
pocos soldados. Y Salustio, citaba el abandono de los campos, como una de las
causas de la ruina de la constitución romana. Los griegos y los romanos fueron
impotentes, para detener el movimiento. Y las naciones viejas se obviaron,
porque ofertaron su seguridad y sus derechos desaparecieron.
Intentar dar una lógica
explicación, a la juventud, sobre las herencias invisibles, que les otorgamos,
es un proceso muy delicado. Si nos detenemos, a observar, por ejemplo, la actual y existente especulación, para
conseguir, adquirir, o bien, en encontrar un alquiler asequible de vivienda, uno
no puede dejar de explicar, la justificación y referencia, en la existencia de
los productos financieros derivados, que continuamente estimulan las ambiciones
especulativas de este mercado.
Esta innovación, que se suele señalar, y parece proceder de una
incoherente gestión, de la reciente crisis inmobiliaria de la construcción,
puede que no lo sea así, y sea tan sólo, un definido establecimiento, en la
ampliación de la constitución de créditos subyacentes, en aras de satisfacer un
montaje financiero arborescente y sobre todo una deriva especulativa perpetua;
pero las fluctuaciones de carácter excepcional, volverán a procurar a la postre
una nueva imaginativa crisis del sector.
Y decir cómo podríamos llegar, a esa nueva imaginativa crisis, porque es ventajoso, tan sólo, deberíamos señalar
con convicción, que primero, los perjudicados en esta ocasión, no sería la extensa
población, sino más bien, se encontraría en la caducidad de los rendimientos
esperados, por los sectores afines, financieros empresariales, favorecidos sin
riesgo.
Para lo cual, tan solo sería preciso tener voluntad social, en volver a crear y repartir equilibradamente los valores de bienestar, salud y riqueza, cubriendo las necesidades de la nueva población y generación, siempre fijada y acorde con los salarios, y para ello, es preciso tener un programa social de vivienda, definida con un análisis neutral y serio, de los datos demográficos, y del desarrollo social y económico territorial previsto.
Para lo cual, tan solo sería preciso tener voluntad social, en volver a crear y repartir equilibradamente los valores de bienestar, salud y riqueza, cubriendo las necesidades de la nueva población y generación, siempre fijada y acorde con los salarios, y para ello, es preciso tener un programa social de vivienda, definida con un análisis neutral y serio, de los datos demográficos, y del desarrollo social y económico territorial previsto.
Las grandes ciudades, son los adornos de los estados
y desequilibran los recursos de la sociedad.
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